El Papa Francisco ya ha llegado a Bagdad, y no sólo él, sino los 74 periodistas de 15 países que lo acompañan en el avión, 14 de ellos por primera vez. El vuelo duró 4 horas. Le acompañaba a bordo del avión, una imagen muy especial: la Virgen de Loreto, patrona de la aviación. Es una incorporación novedosa a los viajes del Papa.
El director de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, señaló que la participación de tantos periodistas no era algo que al principio se diera "por supuesto" (en alusión a riesgos de seguridad y al coronavirus). Bruni recordó que Juan Pablo II había deseado ir a Irak en 2000, pero no pudo hacerlo y que por eso Francisco consideraba que no podía "decepcionar dos veces a un pueblo".
"Estoy contento de reanudar los viajes", dijo el Papa a los periodistas en el avión, en un saludo breve. Aseguró que consideraba su viaje como "un deber hacia una tierra torturada durante muchos años". El gran tema de fondo en el viaje es el de la relación entre Islam y cristianismo.
En el avión, los periodistas entregaron al Papa un diploma que muestra que se le ha concedido el Premio Nacional (italiano) de Periodismo Maria Grazia Cutuli 2021. Este premio lleva el nombre de una periodista de guerra italiana asesinada en Afganistán en el año 2001, junto al periodista español Julio Fuentes, de El Mundo y otros dos compañeros. El premio considera que el Papa es como un "Enviado Especial" que "desgastando sus zapatos, recorre las calles del mundo en nombre de la Fe, la Hermandad y la Paz".
En el aeropuerto de Bagdad
Una guardia de honor y las banderas iraquí y vaticana, con un fuerte viento, recibieron al Papa Francisco en el aeropuerto de Bagdad. Una banda de trompetas hizo resonar (con algo de estridencia) el Himno de la Alegría.
El cardenal Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos y líder de los católicos de rito caldeo, que son mayoría entre los católicos iraquíes, subió las escaleras para recibir al Papa y acompañarlo hasta las otras autoridades. En la alfombra roja lo recibió el Primer Ministro del país, Mustafá Abdellatif Mshatat. Un niño y una niña con vestidos típicos entregaron flores al Pontífice.
Después se desplazaron ambos dignatarios a la Sala VIP del aeropuerto. En los pasillos, cristianos con vestidos tradicionales de distintas etnias, y algunas religiosas, cantaban en español "viva el Papa, bienvenido". Después de las fotos oficiales, Francisco regaló al Primer Ministro un tríptico, una medalla del viaje en plata y una edición especial de su Encíclica “Fratelli tutti”.
A continuación el Papa se trasladó al Palacio Presidencial, ubicado a 21 km del aeropuerto, para la Ceremonia Oficial de Bienvenida. Allí se reunió con el Presidente de la República, Barham Ahmed Salih Qassim, y su esposa.
Discurso a las autoridades y diplomáticos
El Papa pronunció su primer discurso en el gran salón del Palacio Presidencial, ante 150 personas: políticos del país, diplomáticos y embajadores y representantes de la sociedad civil, después de la presentación del presidente Barham Ahmed Salih Qassim.
El Papa empezó explicando que su viaje era una visita "largamente esperada y deseada". Recordó que Irak es una tierra "estrechamente vinculada, a través del Patriarca Abraham y numerosos profetas, a la historia de la salvación".
Se presentó "como peregrino", cuya misión, dijo, es animar a católicos "en su testimonio de fe, esperanza y caridad en medio de la sociedad iraquí".
El Papa Francisco en el gran salón del Palacio Presidencial de Bagdad
Después habló de construcción y paz, a partir del Documento sobre Fraternidad Humana que firmó en Abu Dhabi, y con ideas de su encíclica "Fratelli tutti". Su idea base fue: "es más lo que nos une que lo que nos divide".
Sobre las distintas religiones, citando el Documento de Abu Dhabi, expresó su anhelo de que "Dios nos conceda caminar juntos, como hermanos y hermanas". "Las verdaderas enseñanzas de las religiones invitan a permanecer ancladas en los valores de la paz, el conocimiento mutuo, la fraternidad humana y la convivencia común", añadió.
Sobre la pandemia de coronavirus, pidió "esfuerzos comunes" y "una distribución justa de las vacunas para todos". Dijo que podía ser una oportunidad para "repensar nuestros estilos de vida, el sentido de nuestra existencia" para "salir de este tiempo de prueba mejor que antes" y "construir el futuro más en lo que nos une que en lo que divide".
Después reconoció el sufrimiento de los iraquíes ante "los desastres de las guerras, el flagelo del terrorismo y los conflictos sectarios", causados a menudo por "un fundamentalismo" que no acepta "la convivencia pacífica de grupos étnicos y religiosos, de diferentes ideas y culturas”. Hay, advirtió, "heridas del corazón en muchas personas y comunidades, que tardarán años en sanar".
Mencionó específicamente a la minoría religiosa de los yazidíes, víctimas inocentes "de una barbarie insensata e inhumana", "perseguidos y asesinados", que tienen en riesgo "su propia identidad y supervivencia".
Alabó la diversidad religiosa, cultural y étnica de Irak, como "un recurso precioso al que se puede recurrir, no un obstáculo que hay que eliminar".
Recordó que la Santa Sede apela a las autoridades en Irak y otros países para que "otorguen a todas las comunidades religiosas reconocimiento, respeto, derechos y protección". Agradeció los esfuerzos en este sentido del gobierno iraquí, esperando que continúen.
Recordó a San Juan Pablo II, que “no escatimó iniciativas y, sobre todo, ofreció oraciones y sufrimientos" por la paz en Irak. "Que callen las armas, limiten su difusión, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses externos que no están interesados en la población local. ¡Den voz a los constructores, a los artesanos de la paz! A los pequeños, a los pobres, a la gente sencilla que quiere vivir, trabajar, rezar en paz. ¡Basta de violencia, extremismo, facciones, intolerancias!", exhortó.
Para construir una paz duradera, pidió asegurar la participación de todos los grupos políticos, sociales y religiosos y garantizar los derechos fundamentales de todos, "que nadie sea considerado ciudadano de segunda".
Recordó que la guerra de la vecina Siria cumple 10 años y que "la comunidad internacional tiene un papel decisivo", para abordar también las “desigualdades económicas y tensiones regionales” que ponen en peligro la estabilidad de los países.
Mencionó a los numerosos organismos, "muchos de ellos católicos", "que desde hace años asisten a la población civil con gran empeño".
Hacia el final, volvió a acudir al documento de Abu Dhabi, para reiterar que "el nombre de Dios no puede utilizarse" para "justificar actos de asesinato, exilio, terrorismo y opresión". Porque Dios Creador "nos llama a difundir el amor, la benevolencia, la armonía".
La Iglesia católica, dijo, "desea ser amiga de todos y, a través del diálogo, colaborar constructivamente con otras religiones, por la causa de la paz". La presencia milenaria de los cristianos en el país, su participación en la vida pública, como ciudadanos que disfrutan plenamente de sus derechos, libertades y responsabilidades, "será testimonio de que un pluralismo religioso, étnico y cultural saludable puede contribuir a la prosperidad y la armonía del país".
Dijo que oraba al Todopoderoso por los políticos "para que los apoye en sus responsabilidades y los guíe por el camino de la sabiduría, la justicia y la verdad".
El presidente Salih recuerda dos ejemplos de fraternidad
"Estamos sanando nuestras heridas, y aquí tú, Santo Padre, cúralas con nosotros", pidió el presidente de la República, Barham Salih, al Papa. Le agradeció el viaje en circunstancias complejas. Recordó que en las ciudades de Irak, durante siglos, han vivido juntos musulmanes, cristianos, judíos, sabeos y yazidíes", "con iglesias cercanas a mezquitas".
Recordó dos momentos de amistad fraterna entre musulmanes iraquíes y cristianos:
- cuando terroristas atacaron la catedral católica siria de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad, los jóvenes musulmanes se manifestaron "al lado de los jóvenes cristianos, sus hermanos", para defender las iglesias
- y durante la liberación de Mosul de manos del Daesh, en una iglesia destruida por terroristas de ISIS, "soldados musulmanes cubiertos de polvo" tomaron la cruz "sobre sus hombros para llevarla de regreso a su lugar sagrado en la iglesia"
Con estos ejemplos, quiso ilustrar el espíritu de cercanía y unidad que quiere para Irak.
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