El Papa está en Timor Oriental y este martes tuvo tres importantes actos en su agenda oficial: la santa misa, el encuentro con la Iglesia local y la visita a un centro de niños con enfermedades graves. Hay que recordar que de sus 1,3 millones de habitantes, más del 90% de la población de Timor se declara católico, como herencia de la presencia portuguesa.
"Atreverse a romper el perfume"
"No dejen de profundizar en la doctrina cristiana, de madurar en la formación espiritual, catequética y teológica; porque todo esto es necesario para anunciar el Evangelio en su cultura y, al mismo tiempo, purificarla de formas y tradiciones arcaicas y, a veces, supersticiosas", dijo el Papa por la mañana a los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y catequistas de Timor Oriental, con quienes se reunió en la catedral de la Inmaculada Concepción de Dili.
Sobre este remoto país, el Papa recordó que "el Evangelio está poblado de personas que se hallan en los márgenes, en los confines, pero que son convocados por Jesús y se vuelven protagonistas de la esperanza que Él ha venido a traer".
Y de los desafíos que los consagrados tienen en estas tierras, el Papa Francisco habló del pasaje bíblico donde María ungió los pies de Jesús. "Sobre esto quisiera detenerme con ustedes: el perfume, el perfume de Cristo y de su Evangelio, es un don que debemos custodiar y que estamos llamados a difundir. Custodiar el perfume y difundir el perfume. Meditemos sobre esto", dijo el Pontífice.
"Queridos hermanos, ¡ustedes son el perfume de Cristo! Y este símbolo no les es ajeno; precisamente aquí en Timor crece en abundancia el sándalo, cuya madera desprende una fragancia altamente valorada y buscada por otros pueblos y naciones. La misma Biblia alaba su valor, cuando narra que la reina de Sabá visitó al rey Salomón, ofreciéndole como regalo la madera de sándalo", añadió.
Francisco también pidió purificar las riquezas de la cultura local. "Hay muchas cosas preciosas en su cultura, pienso especialmente en la creencia en la resurrección y en la presencia de las almas de los muertos. Sin embargo, todo esto debe ser purificado siempre a la luz del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia. Comprométanse en esto, pues toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración", reflexionó.
El Papa también señaló la importancia de difundir este perfume por el mundo. "La Iglesia existe para evangelizar, y nosotros estamos llamados a llevar a los demás el dulce perfume de la vida nueva del Evangelio (...). La evangelización se hace posible cuando nos atrevemos a 'romper' el frasco que contiene el perfume; a romper el 'caparazón' que frecuentemente nos encierra en nosotros mismos y salir de una religiosidad mediocre, cómoda, vivida sólo por una necesidad personal", comentó Francisco.
"De manera especial, el perfume del Evangelio necesita ser difundido contra todo lo que humilla, degrada e incluso destruye la vida humana; contra las plagas que generan vacío interior y sufrimiento, como son el alcoholismo, la violencia y la falta de respeto a la dignidad de la mujer. El Evangelio de Jesús tiene la fuerza de transformar estas realidades oscuras y de generar una sociedad nueva".
Encuentro del Papa con la Iglesia local de Timor Oriental.
Y, dirigiéndose a los sacerdotes, el Papa dijo que había oído que el pueblo se dirige a los sacerdotes llamándoles "Amu", que significa "señor". "Esto no debe hacerlos sentirse superiores al pueblo, ni llevarlos a la tentación de la soberbia y del poder; no debe conducirlos a pensar en su ministerio como un prestigio social, actuando como dirigentes que aplastan a los demás", alertó.
La mitad del país en misa con el Papa
A primera hora de la tarde, en la explanada de Taci Tolu, unas 700.000 personas, la mitad de la población del país, participaron de la misa con Francisco. En su homilía, el Papa habló de lo que había visto en su visita de por la mañana en el centro de niños enfermos.
"En todas partes del mundo el nacimiento de un niño es un momento luminoso, de alegría y celebración, que infunde en todos buenos deseos: renovarse en el bien, volverse hacia la pureza y la sencillez. Ante un corazón amargo, hasta el corazón más duro se vence y se llena de confusión, el que se desanima en esta esperanza, el que está atormentado se vuelve a soñar y a creer en la posibilidad de una vida mejor. La fragilidad de un niño conduce a un mensaje fuerte que afecta incluso a las almas más endurecidas, basándose en el propósito de la armonía y la serenidad. ¡Es sorprendente lo que sucede cuando nace un bebé!", señaló.
"Esta realidad es maravillosa en Timor Oriental, porque hay muchos niños; sois un país joven en el que cada vez la vida se siente palpitante y bulliciosa. Y la presencia de tantos jóvenes y de tantos niños es un regalo inmenso, es más, renueva constantemente la frescura, la energía, la alegría y el entusiasmo de su gente".
"No tengamos miedo de hacernos pequeños ante Dios y los unos frente a los otros; no tengamos miedo de perder nuestra vida, de dar nuestro tiempo, de reexaminar nuestros programas (...). No tengamos miedo de redimensionar, cuando se requiera, nuestros proyectos, no para minimizarlos, sino para hacerlos aún mejores a través del don de nosotros mismos y de la acogida a los demás", comentó Francisco.
Francisco, entre los niños que sufren
El Papa visitó por la mañana la Casa Irmãs Alma de Dili, que atiende a niños con enfermedades graves. Francisco se reunió con las monjas y unos cincuenta niños. Allí animó a amar a los más frágiles porque "es el sacramento de los pobres".
"Cuando Jesús habla del Juicio Final, dice a algunos: 'Vengan conmigo'. Pero no dice: 'Vengan conmigo porque han sido bautizados, porque han sido confirmados, porque se han casado por la Iglesia, porque no han mentido, porque no han robado...'. ¡No! Dice: 'Vengan conmigo porque han cuidado de mí. Tú me has cuidado'", comenzó diciendo el Papa.
La casa Irmãs Alma es una estructura de ladrillos, alfombras rojas y paredes pintadas de blanco, donde desde hace años las hermanas de la Asociación de Instituciones Misioneras Laicas, fundada en los años 60 en Indonesia, atienden a niños discapacitados y enfermos.
La visita estuvo protagonizada por los pequeños, como el niño Silvano, de siete años, aquejado de una gravísima enfermedad neuromotora. Al salir de las instalaciones, Francisco saludó uno a uno a los padres desesperados que sostenían en brazos a niños hidrocefálicos o con retraso cognitivo.
El Papa calificó lo que veía como "un amor que anima, que construye y que fortalece", y lo llamó "el sacramento de los pobres". Es lo que se encuentra aquí: amor", subrayó. "Sin amor, esto no se puede entender (...). No podemos comprender el amor de Jesús si no empezamos a practicar el amor. Compartir la vida con los más necesitados es un programa, vuestro programa, es el programa de todo cristiano", insistió.
"Estoy mirando a este niño: ¿cómo se llama? ¿Qué nos enseña Silvano? Él nos enseña a cuidar: cuidándolo a él, aprendemos a cuidar. Y si miramos su rostro está tranquilo, sereno, durmiendo en paz. Y así como él se deja cuidar, también nosotros debemos aprender a dejarnos cuidar: dejarnos cuidar por Dios que tanto nos ama, dejarnos cuidar por la Virgen, que es nuestra Madre".
Puedes ver aquí el encuentro completo del Papa con los niños enfermos de Dili.
Antes de despedirse, el Papa regaló una estatua de la Natividad. "Miren con atención: San José cuida a la Virgen, y la Virgen cuida a Jesús. La persona más importante es la que más se deja cuidar: Jesús se deja cuidar por María y José (...). No lo olvidéis: debemos aprender a dejarnos cuidar, todos, como ellos se dejaron cuidar. Gracias", concluyó.