Con motivo de la Tercera Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos, instituida cada cuarto domingo del mes de julio, el Papa concede Indulgencia Plenaria en las condiciones habituales (confesión, comunión y oración por las intenciones del Pontífice).
La Indulgencia Plenaria será concedida a todos aquellos ancianos, o fieles en general, que participen de esta Jornada, que este año tendrá lugar el 23 de julio y que lleva el lema de "Su misericordia ha pasado de generación en generación" (Lc 1,50).
Ofrecer a Dios los dolores
Durante la Jornada está previsto que el Papa presida en la Basílica de San Pedro una eucaristía. La Indulgencia plenaria puede aplicarse también como sufragio a las almas del Purgatorio.
La Penitenciaría Apostólica concede también en este mismo día una Indulgencia Plenaria a los fieles que dediquen un tiempo adecuado a visitar, personalmente o virtualmente, a los hermanos mayores necesitados o en dificultad (enfermos, abandonados, discapacitados…).
La Indulgencia Plenaria también la podrán obtener, con sincero desapego de todo pecado y la intención de cumplir a la mayor brevedad las tres condiciones acostumbradas, los ancianos o enfermos que no pudiendo salir de su domicilio por causa grave.
Ofrecerán así a Dios sus oraciones, dolores y sufrimientos, especialmente mientras se pronuncien las palabras del Papa y durante las celebraciones que se transmitan por televisión y radio, y a través de los medios de comunicación y redes sociales.
El Papa invita a todos, especialmente a los más jóvenes, a celebrar el Día Mundial de los Abuelos y los Ancianos visitando a sus abuelos o a los ancianos solos en su comunidad en los días siguientes. La visita puede ser una oportunidad para transmitir el mensaje del Santo Padre y recitar juntos la oración oficial.