Buscar el bien común, implementar el Evangelio en la empresa y acompañar a los empleados: son los tres consejos que el Papa Francisco ha transmitido a los empresarios a través del encuentro con una delegación de emprendedores este 7 de enero en el Vaticano.
Y para orientarles en el cumplimiento "de la misión del líder cristiano", Francisco ha comenzado animando a que en un mundo "marcado en muchas veces por el individualismo, la indiferencia y la marginación", los empresarios "tengan en el corazón el servicio de todos, no solo los intereses privados".
1º Buscar el bien común en un mundo hostil
En primer lugar, ha recordado "el ideal" que supone para todo empresario "la búsqueda del bien común en el marco de las responsabilidades profesionales". Un bien común que debe ser "determinante" en las elecciones como dirigentes, teniendo en cuenta que "los sistemas económicos y financieros vigentes a menudo no tienen en cuenta los principios evangélicos".
Es por ello que, "cuando el ideal de justicia y el bien común no puede alcanzarse", los empresarios busquen "perseverar y no desanimarse".
Francisco, ante decenas de empresarios y el arzobispo Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon.
2º Valorar a los empleados
A lo largo de su discurso, Francisco ha alentado a los empresarios comparando su figura con la del propio Cristo.
"La misión del líder cristiano se parece en muchos aspectos a la del pastor, de quien Jesús es el modelo, y que sabe ir delante del rebaño para mostrar el camino, situarse en medio para ver qué sucede y saber quedarse atrás para que nadie pierda el contacto", explicó.
En base a este modelo, ha recordado que es deber de los dirigentes "sumergirse en la realidad de sus encomendados, interesarse por sus vidas, darse cuenta de sus dificultades, de los sufrimientos y de las inquietudes, pero también de sus alegrías, proyectos y esperanzas".
3º Ayudar a cada empleado a dar lo mejor
Por último, destacó que al igual que Jesús "envía a sus discípulos dotándolos de autoridad propia", el empresario está llamado "a poner en marcha la subsidiariedad" para potenciar "la autonomía, capacidad e iniciativa de todos". Esto, añadió, "permite a cada uno dar lo mejor de sí mismo, sentirse partícipe y contribuir al bien del conjunto".
"El ejecutivos cristiano está llamado a considerar cuidadosamente el puesto asignado a todas las personas de su empresa, incluidas a aquellas cuyos deberes pueden parecer de menor importancia, porque cada uno es importante a los ojos de Dios".
Uno de los consejos a los empresarios fue mantener su vida de oración y el ofrecimiento del trabajo para implementar mejor el Evangelio en un mundo hostil.
El Papa concluyó su mensaje animando a "implementar el Evangelio en un mundo profesional competitivo", manteniendo "la mirada fija en Jesucristo, la vida de oración y el ofrecimiento del trabajo diario".
"No dudéis en invocar al Espíritu Santo para que guíe vuestras elecciones", añadió: "La Iglesia necesita vuestro testimonio".