El Papa Francisco celebró este domingo -recuperado ya del resfriado que le obligó a cancelar su agenda el viernes- el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. En sus palabras, el Pontífice animó a mirar fijamente a Jesús.
"Después de anunciar su Pasión a los discípulos, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, sube a un monte alto y allí se manifiesta físicamente en toda su luz. Así les revela el sentido de lo que habían vivido juntos hasta ese momento. La predicación del Reino, el perdón de los pecados, las curaciones y los signos realizados eran en realidad chispas de una luz mayor: la luz de Jesús, la luz que es Jesús", comenzó diciendo el Papa.
El ejemplo de los campesinos
"Y de esta luz los discípulos no deben apartar nunca más los ojos, sobre todo en los momentos de prueba, como los que se acercan ahora con la Pasión. He aquí el mensaje: no apartes nunca los ojos de la luz de Jesús. Un poco como hacían antiguamente los campesinos que, al arar los campos, centraban la mirada en un punto preciso que tenían delante y, manteniendo los ojos fijos en la meta, trazaban surcos rectos".
Francisco animó a tener un propósito. "Esto es lo que estamos llamados a hacer los cristianos en el camino de la vida: tener siempre ante los ojos el rostro resplandeciente de Cristo (...). He aquí un buen propósito para la Cuaresma: cultivar miradas abiertas, convertirnos en 'buscadores de luz', buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas".
Puedes ver aquí el Ángelus del Papa de forma íntegra.
"Preguntémonos: en mi camino, ¿mantengo la mirada fija en Cristo que me acompaña? Y al hacerlo, ¿dejo espacio para el silencio, la oración, la adoración? Por último, ¿busco cada pequeño rayo de luz de Jesús, que se refleja en mí y en cada hermano y hermana que encuentro? ¿Y me acuerdo de agradecérselo? Que María, resplandeciente de la luz de Dios, nos ayude a mantener la mirada fija en Jesús y a mirarnos los unos a los otros con confianza y amor", concluyó.