El Papa va camino de Singapur, su próximo destino, en el viaje más largo del pontificado. Pero, antes, se despidió de la juventud de Timor Oriental. Francisco dejó a un lado el discurso que tenía preparado y habló sobre la familia, el amor a la patria y les dio dos consejos: hagan ruido y respeten a los ancianos.

El Centro de Convenciones de Dili acogió a unos tres mil jóvenes. "Son los herederos de quienes los precedieron en la fundación de esta nación. Así que no pierdan su memoria (...). No pierdas el entusiasmo de tu fe. Y cuidado con las adicciones, porque llegan los llamados 'vendedores de felicidad'. Venden drogas, tantas cosas que te dan felicidad durante media hora, nada más", comentó el Papa.

"¡Sí a las diferencias, no al odio!"

Francisco recordó un dicho en la lengua local: "ukun rasik-an", que significa "cada uno es capaz de gobernarse a sí mismo". "Ser libres no significa hacer lo que queremos", dijo el Papa. "Un joven que no es capaz de gobernarse a sí mismo, que no son capaces de vivir el 'ukun rasik-an', es un chico dependiente, es un esclavo", expresó.

El Papa definió el perfil de un chico comprometido como aquel que trabaja, que tiene responsabilidades, que ama la compañía de los hermanos, de las hermanas, que ama la patria. Sobre la fraternidad, Francisco dijo que las diferencias son útiles para aprender a respetarse. "¡Sí a las diferencias, no al odio!", señaló.

Puedes ver aquí completo el encuentro del Papa con los jóvenes de Timor.

Y el Papa concluyó con dos consejos: hacer ruido y respetar a los ancianos. Francisco habló de los dos mayores tesoros de una sociedad: los niños y los ancianos. "Una sociedad que tiene tantos niños como ustedes debe cuidarlos. Y una que tiene tantos ancianos, que son la memoria, debe respetarlos y cuidarlos (...). Los jóvenes tienen que soñar cosas grandes, quien no sueña se ha ya 'jubilado' de la vida". También recordó el ejemplo que dio Jesús en el perdón y la reconciliación.