Cada año, el Papa Francisco en sus audiencias previas a las fiestas navideñas suele pedir sobriedad en los regalos y mantener un espíritu festivo centrado en el sentido cristiano de la Navidad. Este miércoles, en su audiencia pública del 14 de diciembre, ha pedido específicamente dedicar lo ahorrado a ayudar "al pueblo ucraniano".
Regalos humildes y ayudar al pueblo ucraniano
"Es bonito celebrar la Navidad y hacer fiestas, pero bajemos un poco el nivel de las compras navideñas, que así se llaman", dijo el Papa. "Tengamos una Navidad más humilde, con regalos más humildes, enviemos lo que ahorremos al pueblo ucraniano que lo necesita. Sufren mucho, pasan hambre, sienten el frío. Y muchos mueren porque no hay médicos ni enfermeras a mano. Una Navidad, sí. En paz con el Señor, sí. Pero con los ucranianos en el corazón. Y hagamos por ellos ese gesto concreto", exhortó.
En su saludo a los peregrinos polacos, felicitó la iniciativa de Cáritas "De familia a familia", que ayuda a "personas afectadas por conflictos armados y crisis humanitarias en todo el mundo". "Este año, su ayuda se destina también a las familias ucranianas", detalló el Papa.
(Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218 ).
El voluntariado, muy fuerte en Italia
También felicitó a jóvenes voluntarios italianos en la Jornada Nacional del Servicio Civil, animándoles a "ser testigos de bondad, ternura y amor gratuito con todos, especialmente con las personas más frágiles". "Y quiero decir una cosa -añadió el Papa, acompañado por un fuerte aplauso-: he encontrado tres cosas muy bellas en la sociedad y en la Iglesia italiana, una de las cuales es el voluntariado. Tienen un voluntariado fuerte, fuerte: sigan adelante con esta espiritualidad del voluntariado que nos hace seguir adelante unos con otros, también nos une".
Vigilancia ante los engaños del Maligno
El Papa Francisco predicó en esta audiencia una de sus catequesis sobre el tema del discernimiento (la decimosegunda ya), que ha centrado en “la actitud de la vigilancia”, para custodiar el corazón.
La vigilancia, dijo, es “la disposición del alma de los cristianos que esperan la venida final del Señor; pero se puede entender también como la actitud ordinaria para tener en la conducta de vida, de forma que nuestras buenas elecciones, realizadas a veces después de un arduo discernimiento, puedan proseguir de forma perseverante y coherente y dar fruto”.
El riesgo está, dijo en el “aguafiestas”, "es decir el Maligno" (el demonio). "Puede arruinarlo todo, haciéndonos volver al punto de partida”, advirtió. Pidió atención para "custodiar nuestro corazón y entender que pasa dentro". Detalló que no es "un peligro de tipo psicológico, sino de tipo espiritual".
Pero también tiene elementos psicológicos. El Maligno, dijo "espera precisamente el momento en el que estamos demasiado seguros de nosotros mismos, cuando las cosas van “en alza” y tenemos, como se dice, “el viento en popa”".
Citando Mateo 12,44, habló de un espíritu maligno que vuelve a una casa (víctima) de la que se fue y "la encuentra desocupada, barrida y en orden". "Todo está bien, todo está en orden, pero ¿el dueño de la casa dónde está? No está. No hay nadie que la vigile, que la custodie, y este es el problema”.
No nos confiemos en nosotros mismos
Por eso pide “no estar distraídos” ni “seguros de nosotros mismos”. “La vigilancia es signo de sabiduría, es signo sobre todo de humildad, porque tenemos miedo de caer, y la humildad es el camino maestro de la vida cristiana”. “Cuando confiamos demasiado en nosotros mismos y no en la gracia de Dios, entonces el Maligno encuentra la puerta abierta”, detalló.
También previno de los “demonios educados”, que “entran sin que te des cuenta, llaman a la puerta, son educados, entran y al final comandan ellos en tu alma”.
Y advirtió contra el "diablo educado, cuando finge ser un gran señor, porque entra con la nuestra para salir con la suya” explicó. “Tantas veces nos ganan las batallas por esta falta de vigilancia...", avisó, especialmente cuando no somos capaces de perseverar en una gracia. "No hemos custodiado las puertas. Y luego hemos sido engañados de alguno que viene educado, se mete dentro y ciao. El diablo tiene estas cosas”.
Por último, el Papa advirtió que el diablo puede “disfrazarse de ángel” y por tanto es necesario “permanecer vigilantes y custodiar la gracia que Dios nos ha dado”. "Viene disfrazado de ángel, el demonio sabe disfrazarse de ángel, entra con palabras corteses, te convence y al final la cosa es peor que al principio”. Por eso insistió en animar a “permanecer vigilantes y custodiar nuestro corazón”.