El Papa Francisco ha celebrado misa como cada mañana en la Casa Santa Marta y durante su homilía habló de cómo el amor a Jesucristo es “grande” y “fuerte” pero no se aparece a un “argumento de telenovela”.
De ese modo, el Pontífice recordó el papel de San Pablo cuando recibió la llamada del Señor en el camino de Damasco. Allí “comenzó a entender el misterio de Cristo” hasta tal punto que sintió que “el Señor lo acompañaba siempre, en las cosas bellas y en las malas”.
La grandeza de Pablo
Tal y como recoge Aciprensa, el Papa explicó que San Pablo “lo sentía con amor. Y me pregunto: ¿Amo al Señor así? Cuando llegan los malos tiempos, ¿cuántas veces uno siente el deseo de decir: ‘el Señor me ha abandonado, ya no me ama’ y le gustaría dejar al Señor. Pero Pablo estaba seguro de que el Señor nunca abandona. Él entendió el Amor de Cristo en su propia vida. Este es el camino que nos hace ver Pablo: el camino del amor, siempre, en las buenas y en las malas, siempre y por delante. Esta es la grandeza de Pablo”.
Por ello, Francisco exhortó a pedir al Espíritu Santo que ayude a cada uno a entender “el Amor de Cristo por nosotros” para que prepare los corazones para “dejarnos amar” por Dios.
Jesucristo “fue enviado por el Padre para salvarnos y lo hizo con amor, dio su vida por mí: no hay amor más grande que el dar la vida por el otro. Pensemos en una madre, el amor de una madre, por ejemplo, que da la vida por su hijo, siempre lo acompaña en la vida, en los momentos difíciles, pero aún es poco... Es un amor cercano a nosotros, no es un amor abstracto. El amor de Jesús es un amor yo-tú, yo-tú, cada uno de nosotros, con nombre y apellido”, describió.
La ternura del amor de Dios
Además, el Papa Francisco recordó también el pasaje bíblico en el Evangelio de San Lucas en el cual Jesús “llora” en Jerusalén: “el Amor de Cristo lo lleva al llanto, al llanto por cada uno de nosotros. La ternura que existe en esta expresión. Jesús podía condenar a Jerusalén, decir cosas feas… Y se lamenta porque no se deja amar como los pollitos de la gallina. Esta ternura del Amor de Dios en Jesús Pablo lo había entendido”.
“Si no llegamos a sentir, a entender la ternura del Amor de Dios en Jesús por cada uno de nosotros, nunca podremos entender qué es el Amor de Cristo. Es un amor así, espera siempre, es paciente… También con los grandes pecadores, hasta el final Él ama con esta ternura. No sé si nosotros pensamos a Jesús así tierno, a Jesús que llora, como ha llorado delante a la tumba de Lázaro, como ha llorado aquí, mirando Jerusalén”.