El Papa Francisco recibió en audiencia el pasado sábado a los responsables del movimiento de los Focolares (cuyo nombre oficial como realidad eclesial es "Obra de María"), al finalizar la asamblea general de este movimiento en el que fue elegida como presidenta la árabe católica israelí Margaret Karram. Karram acudió a la audiencia con el Papa acompañada de su predecesora, Maria Voce, quien lo presidió durante 12 años, como sucesora de la fundadora, Chiara Lubich.
La audiencia se celebró en el Aula Pablo VI. Maria Voce agradeció al Papa Francisco su amistad. Después, Karram , la nueva presidenta, recordó un momento importante en el que estuvo presente, el encuentro de oración por la paz en Tierra Santa, en 2014, junto al pontífice, Bartolomé I, Shimon Peres y Mahmoud Abbas. En su discurso, Francisco se refirió a ese momento como un "tiempo de promesa", subrayando que "la promesa siempre está ahí, aunque los tiempos sean difíciles."
Una asamblea mundial, cada uno desde su casa
Karram explicó la forma virtual, comunitaria y global en la que se desarrolló la asamblea de los Focolares, con "participantes de Asia y Oceanía que se fueron a dormir pasada la medianoche y algunos de América que se levantaron de madrugada para poder estar".
Cada uno se conectó a Internet desde su casa, pero de esta manera la Asamblea fue aún más "una expresión de la realidad multifacética de los pueblos y culturas que conforman nuestro Movimiento. Somos diversos en cuanto a edad y vocación... cristianos de varias Iglesias, una rabina judía, dos musulmanes, un budista y personas de convicciones no religiosas".
A continuación, esbozó el camino del Movimiento en los próximos seis años: "el clamor de la humanidad hoy, en particular con respecto a los excluidos; el medio ambiente, la familia y la pandemia; la memoria viva y la actualización del carisma de la unidad tal como nos fue dado por Chiara; nuestro compromiso en todos los ámbitos de la Iglesia y la sociedad; nuestro camino junto a las nuevas generaciones".
"Un carisma es algo creativo, no una estatua de museo"
Por su parte, el Pontífice esbozó en primer lugar la situación "posterior a la fundadora", invitando a "una fidelidad dinámica, capaz de interpretar los signos y las necesidades de los tiempos y de responder a las nuevas exigencias que la humanidad plantea". "Todo carisma -añadió- es creativo, no es una estatua de museo”.
Y advirtió contra la "autorreferencialidad", que "siempre lleva a defender la institución en detrimento de las personas, y que también puede llevar a justificar o encubrir formas de abuso".
Sobre el segundo punto, la importancia de las crisis, reiteró que "toda crisis es una llamada a una nueva madurez; es un tiempo del Espíritu, que despierta la necesidad de una actualización, sin desanimarse ante la complejidad humana y sus contradicciones".
Los que gobiernan... y los que ayudan en las crisis en lo íntimo
El Papa también instó a diferenciar entre el "foro externo", de los que ocupan cargos de gobierno, y el "foro interno", de los que ayudan a afrontar las crisis en la "intimidad del individuo y en la esfera de la conciencia".
Y añadió: "La mezcla de la esfera del gobierno y la esfera de la conciencia da lugar a los abusos del poder.... y a los abusos de otras cosas, de las que somos testigos cuando la olla se ha destapado".
Sobre el tercer punto, "vivir la espiritualidad con coherencia y realismo", Francisco invitó a la Obra de María a "actuar [mirando] hacia afuera", "con un amor fraterno que supere todas las barreras y alcance todas las condiciones humanas", en la "proximidad fraterna", sin olvidar que "el estilo de Dios es la cercanía".
En la mirada hacia el interior, exhortó a "promover cada vez más la sinodalidad, para que todos los miembros, como depositarios del mismo carisma, sean corresponsables y participen en la vida de la Obra de María y en sus finalidades específicas".
Al término de la audiencia, luego de la bendición apostólica, el Papa saludó a todos los representantes presentes, casi cien personas.
A partir del minuto 20, la audiencia de los Focolares y su nueva presidenta con el Papa Francisco