Como suele suceder tras las Navidades, el Papa Francisco ha recibido este 9 de enero al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, embajadores y legados de casi todos los países del mundo (en concreto, 183; no tienen representación algunas dictaduras comunistas y algunos países musulmanes o budistas).
Las palabras del Pontífice parecían hablar de la situación en los años 60 y 70, y no de 2023... de no ser porque, desde la reunión del año pasado, el mundo parece haber vuelto a una nueva versión de la Guerra Fría: bloques, guerras y bombardeos, y amenazas de usar armas nucleares.
En este contexto, ante los embajadores, tan desconcertados como el resto de diplomáticos del mundo por la Guerra de Ucrania y sus implicaciones internacionales, Francisco pidió a los diplomáticos trabajar por la paz y acudió al magisterio sobre la paz de su predecesor en la Guerra Fría, San Juan XXIII, y su encíclica Pacem in terris.
“La tarea de la diplomacia es precisamente la de allanar las divergencias para favorecer un clima de colaboración y confianza recíprocas", comentó Francisco. Recordó cuando “estaba viva la amenaza de una guerra nuclear, provocada en octubre de 1962 por la llamada crisis de los misiles de Cuba”.
“Lamentablemente, la amenaza nuclear es evocada todavía hoy, arrojando al mundo en el miedo y la angustia”, añadió. No mencionó a ningún país, pero desde que invadió Ucrania hace 300 días, Putin y el Gobierno ruso se han referido varias veces a su arsenal nuclear. Además, de vez en cuando caen bombas junto a centrales nucleares ucranianas, o éstas quedan sin electricidad y con peligro de accidente.
Francisco aprovechó para asegurar que “la posesión de armas atómicas es inmoral”, añadiendo que “bajo la amenaza de las armas nucleares perdemos todos”. En este marco, dijo que le preocupa “el estancamiento de las negociaciones acerca del reinicio del Plan de Acción Integral Conjunto, más conocido como Acuerdo sobre el programa nuclear iraní”.
La Tercera Guerra Mundial, por partes...
El Pontífice denunció -como ha hecho otras veces- que “hoy está en marcha la tercera guerra mundial de un mundo globalizado, en el que los conflictos parecen afectar directamente solo a algunas áreas del planeta, pero que implican sustancialmente a todos”.
Refiriéndose a la Guerra de Ucrania, advirtió que golpea a “los más frágiles -los niños, los ancianos, las personas discapacitadas-, y lastima indeleblemente a las familias”. “Renuevo hoy mi llamado para que cese inmediatamente este conflicto insensato, cuyos efectos afectan a regiones enteras, incluso fuera de Europa”, pidió el Santo Padre.
Además, el Papa Francisco recordó otros escenarios de violencia: la guerra en Siria, el conflicto entre palestinos e israelíes, la problemática del Cáucaso meridional (entre Armenia, de tradición cristiana, y Azerbaiyán, de mayoría musulmana), las crisis en Yemen y en Etiopía (la guerra de Tigré o Tigray), la situación de África Oriental (violencia, en parte yihadista, en Mozambique) y la violencia en Myanmar, entre otros...
Francisco acudió a la 'Pacem in terris' de 1962, "un texto extremadamente actual", dijo. “Para San Juan XXIII, la paz es posible a la luz de cuatro bienes fundamentales: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad”.
Papa Francisco con Andrii Yurash, embajador ucraniano ante el Vaticano, y su esposa.
Derecho a la vida, frente al aborto y la pena de muerte
Francisco lamentó que "en muchos países, las mujeres son consideradas como ciudadanos de segunda clase".
Luego relacionó la causa de la paz con la causa provida. "La paz exige que, ante todo se defienda la vida, un bien que hoy es puesto en peligro no sólo por los conflictos, el hambre y las enfermedades, sino demasiadas veces incluso desde el seno materno, afirmando un presunto ‘derecho al aborto’”, denunció.
También pidió "que la pena de muerte, que es siempre inadmisible pues atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, sea abolida de las legislaciones de todos los países del mundo".
Añadió además que "la paz también exige que se reconozca universalmente la libertad religiosa". Insistió: "Es preocupante que haya personas perseguidas sólo porque profesan públicamente su fe y que en muchos países la libertad religiosa esté limitada".
Peligro totalitario: un falso "progreso", contra las libertades
En la lucha por la Justicia, alabó "las loables iniciativas destinadas a reducir la pobreza, ayudar a los migrantes, contrarrestar el cambio climático, favorecer el desarme nuclear y ofrecer ayuda humanitaria".
Pero advirtió que hoy “existe el riesgo de una deriva, que asume cada vez más el rostro de un totalitarismo ideológico, que promueve la intolerancia respecto al que no adhiere a supuestas posiciones de ‘progreso'”. Eso conduciría, avisó, "a un retroceso general de la humanidad, al violar la libertad de pensamiento y de conciencia".
Y más adelante comentó: “Es preocupante el debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia y de la posibilidad de libertad que esta consiente, aun con todas las limitaciones de un sistema humano”.
Además, denunció "se emplean cada vez más recursos para imponer, especialmente en relación a los países más pobres, formas de colonización ideológica” (el tema del uso de sobornos por parte de países ricos para imponer su ideología a países pobres, la 'colonización ideológica', lo ha predicado Francisco desde el inicio de su pontificado).
Migraciones, desequilibrios, tensiones: Perú y Brasil
Respecto a las migraciones, dijo que no es admisible “proceder de forma desorganizada”. Pidió también “dar una dignidad a la empresa y al trabajo, combatiendo toda forma de explotación”. Y animó a cuidar "nuestra casa común", advirtiendo frente al cambio climático “y sus graves consecuencias”.
También comentó que “muchas veces son las mujeres y las minorías étnicas las que pagan el precio, así como los equilibrios de sociedades enteras donde el malestar desemboca en tensiones sociales e incluso en enfrentamientos armados”.
Eso le llevó a comentar dos ejemplos recientes en países iberoamericanos. “Pienso especialmente en lo que sucedió recientemente en Perú y, en las últimas horas, en Brasil, y en la preocupante situación en Haití, donde finalmente se están dando algunos pasos para afrontar la crisis política que se vive desde hace tiempo".
Por último, el Santo Padre destacó que “sería hermoso que alguna vez pudiéramos encontrarnos solamente para agradecer al Señor omnipotente por los beneficios que siempre nos concede, sin vernos obligados a enumerar las situaciones dramáticas que afligen a la humanidad”.
Repaso de la diplomacia vaticana de 2022
Cada año es costumbre que el Papa enumere algunos hitos "mencionables" o "conocidos" de la diplomacia vaticana. En este caso ha enumerado que Suiza, Congo, Mozambique y Azerbaiyán decidieron tener embajadores residentes, y que Kazajistán (en Asia Central) y Santo Tomé y Príncipe (islas africanas, en el Golfo de Guinea) han firmado acuerdos con la Santa Sede.
El Papa también recordó que China y la Santa Sede han prorrogado por dos años más su acuerdo provisional sobre nombramiento de obispos de 2018. “Espero que esta relación de colaboración pueda desarrollarse en favor de la vida de la Iglesia católica y del bien del Pueblo chino” ha expresado.
También ha explicado que la Secretaría de Estado y la Curia quedan reestructuradas y colaboran en las reformas vaticanas a través de la nueva Constitución apostólica Praedicate Evangelium.