Con el Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma, unos 12.000 fieles se han acercado a la Plaza de San Pedro para la audiencia general de cada miércoles del Papa Francisco, quien ha animado a abrir la Biblia y acercarnos a los pobres en Cuaresma, dejando de lado la televisión y la distracción de los móviles.
"Es el momento de apagar la televisión y abrir la Biblia. Es el momento de desconectarse del teléfono celular y conectarse al Evangelio. Cuando yo era niño no había televisión, pero tenía la costumbre de no escuchar la radio", ha explicado el Pontífice.
El Papa ha animado a ir "con Jesús" a "los muchos desiertos" posibles, en un viaje de caridad que abraza a los pobres. El Papa ha comentado el Evangelio de Lucas, el fragmento en que Jesús "lleno del Espíritu Santo" va al desierto a pasar 40 días de oración, pero acosado por las tentaciones del Maligno.
Desapegarse del ajetreo: escuchar en silencio
El Papa explicó que el desierto debe verse como un lugar de silencio, de desapego del ajetreo, para dar espacio a la Palabra de Dios, "que acaricia nuestro corazón como una brisa ligera".
Así, Cuaresma, con su actitud de escucha y atención, es buen momento para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia. En la Biblia, señaló Francisco, el Señor habla en el desierto: da los diez mandamientos a Moisés y le habla al "corazón" del pueblo. En el Libro de los Reyes se compara la Palabra de Dios con un "hilo de silencio sonoro".
Jesús, que rezaba con gusto en lugares desiertos, enseña "cómo buscar al Padre, que nos habla en silencio". Aunque "no es fácil", la invitación es buscar "el silencio en el corazón". La Cuaresma es el tiempo "propicio" para "hacer espacio para la Palabra de Dios".
"Es el momento de apagar la televisión y abrir la Biblia. Es el momento de desconectarse del teléfono celular y conectarse al Evangelio. Cuando era niño no había televisión, pero yo tenía la costumbre de no escuchar la radio. La Cuaresma es el momento de rendirse, desconectarnos del teléfono celular y conectarnos con el Evangelio. Es el momento de renunciar a palabras inútiles, parloteo, rumores, chismes, y hablar y dar "usted" al Señor. Es el momento de dedicarse a una ecología saludable del corazón, para limpiar allí".
Librarnos de palabras vacías, anuncios e insultos
El Papa denuncia que muchos viven en un ambiente "contaminado por demasiada violencia verbal, por tantas palabras ofensivas y perjudiciales, que la red amplifica".
"Estamos inundados de palabras vacías, de anuncios, de mensajes sutiles. Nos acostumbramos a escuchar todo acerca de todos y corremos el riesgo de caer en una mundanalidad que atrofia nuestro corazón y no hay bypass para sanar esto, solo silencio. Luchamos por distinguir la voz del Señor que nos habla, la voz de la conciencia, la voz del bien. Jesús, llamándonos en el desierto, nos invita a escuchar lo que importa, lo importante, lo esencial", insistió.
Pero hablando en soledad con Dios, "salen a la luz las inclinaciones del corazón y cae la duplicidad del alma. Aquí está el desierto, un lugar de vida, no de muerte, porque el diálogo en silencio con el Señor nos devuelve la vida".
Ayunar: renunciar a lo vano y superfluo
"¡Cuántas cosas inútiles nos rodean! Perseguimos mil cosas que parecen necesarias y en realidad no lo son. ¡Qué bueno sería para nosotros deshacernos de tantas realidades superfluas, redescubrir lo que importa, encontrar las caras de quienes nos rodean! Jesús también da un ejemplo sobre esto, el ayuno. Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, lo superfluo, para ir a lo esencial. El ayuno no es solo para perder peso, el ayuno es lo esencial, busca la belleza de una vida más simple".
Los pobres en los desiertos de hoy
"Incluso hoy, cerca de nosotros, hay muchos desiertos, muchas personas solitarias. Son personas solitarias y abandonadas. ¡Cuántas personas pobres y viejas nos respaldan y viven en silencio, sin protestar, marginadas y descartadas! Hablar de ellos no hace público. Pero el desierto nos lleva a ellos, a aquellos que, en silencio, en silencio piden nuestra ayuda. Muchas miradas silenciosas que piden nuestra ayuda. El camino en el desierto de Cuaresma es un camino de caridad hacia los más débiles", añadió el Pontífice.
El camino en el desierto de Cuaresma, agrega, está hecho de "oración, ayuno, obras de misericordia", de modo que nos lleva "de la muerte a la vida".
"Entramos al desierto con Jesús, saldremos saboreando la Pascua, el poder del amor de Dios que renueva la vida. Nos sucederá a nosotros en cuanto a los desiertos que florecen en la primavera, haciendo que brotes y plantas broten repentinamente "de la nada". Ánimo, entramos en este desierto de Cuaresma, seguimos a Jesús en el desierto: con él florecerán nuestros desiertos".