La Santa Sede ha hecho público este miércoles un mensaje del Papa Francisco a los católicos chinos y a toda la Iglesia universal en el que valora el acuerdo firmado con el régimen chino para el nombramiento de obispos. Exhorta a la unidad, la reconciliación y a seguir mirando adelante.
Dirigiéndose a los católicos de China, el Papa admite ser consciente sobre la situación en el país y del “torbellino” de opiniones sobre el Acuerdo. “En algunos, surgen dudas y perplejidad, otros tienen la sensación de que han sido abandonados por la Santa Sede y, al mismo tiempo, se preguntan inquietos sobre el valor del sufrimiento vivido en fidelidad al Sucesor de Pedro. En otros muchos, en cambio, predominan expectativas y reflexiones positivas que están animadas por la esperanza de un futuro más sereno a causa de un testimonio fecundo de la fe en tierra china”.
Poner en práctica el diálogo
Francisco asegura sentir sentimientos de gratitud por la fidelidad, confianza y constancia en la prueba que han experimentado los católicos chinos estás décadas. Sin embargo, cree que “el encuentro sólo será auténtico y fecundo si se realiza poniendo en práctica el diálogo, que significa conocerse, respetarse y ‘caminar juntos’ para construir un futuro común en armonía”.
Según el Papa, este Acuerdo Provisional con China se enmarca en este pensamiento e insiste en que no tiene otro objetivo que el de “llevar a cabo los fines espirituales y pastorales que le son propios”, es decir, anunciar el Evangelio.
Para llevar a cabo este anuncio y restablecer la unidad en la Iglesia –explica Francisco- “era fundamental afrontar, en primer lugar, la cuestión de los nombramientos episcopales, acabando así con las “profundas tensiones, heridas y divisiones que se han poralizado”.
El deseo de reconciliación
La persecución y la injerencia en las comunidades católicas provocó el nacimiento de una Iglesia clandestina, algo que no es ni puede ser “normal en la vida de la Iglesia”. Desde que fue elegido Papa, escribe el Pontífice, “he experimentado gran consuelo al constatar el sincero deseo de los católicos chinos de vivir su fe en plena comunión con la Iglesia universal y con el Sucesor de Pedro”. Asegura haber recibido testimonios concretos, incluidos de obispos ilegítimos que “han herido la comunión en la Iglesia, a causa de su debilidad y de sus errores”.
El Santo Padre confiesa haber examinado atentamente cada situación personal y haber escuchado las distintas opiniones. La conclusión ha sido la de “conceder la reconciliación a los siete restantes obispos ‘oficiales’ ordenados sin mandato pontificio y, habiendo remitido toda sanción canónica relativa, readmitirlos a la plena comunión eclesial”.
Un camino "inédito"
En opinión de Francisco, con este acuerdo se puede iniciar “un camino inédito” que ayude a sanar las heridas pasadas y restablecer la comunión, pues “se contemplan elementos estables de colaboración entre las Autoridades del Estado y la Sede Apostólica” para elegir obispos.
Hace un llamamiento a obispos, sacerdotes, religiosos y fieles chinos para que desempeñen una labor importante: “buscar de forma conjunta buenos candidatos que sean capaces de asumir en la Iglesia el delicado e importante servicio episcopal”.
A nivel pastoral, el Papa pide que la comunidad católica china permanezca unida para superar las divisiones del pasado. "Que, en el ámbito civil y político, los católicos chinos sean buenos ciudadanos, amen totalmente a su Patria y sirvan a su País con esfuerzo y honestidad, según sus propias capacidades. “Que, en el plano ético, sean conscientes de que muchos compatriotas esperan de ellos un grado más en el servicio del bien común y del desarrollo armonioso de la sociedad entera. Que los católicos sepan, de modo particular, ofrecer aquella aportación profética y constructiva que ellos obtienen de su fe en el reino de Dios. Esto puede exigirles también la dificultad de expresar una palabra crítica, no por inútil contraposición, sino con el fin de edificar una sociedad más justa, más humana y más respetuosa con la dignidad de cada persona”, escribe.
Palabras para los católicos del mundo y las autoridades chinas
Dirigiéndose a los católicos de la Iglesia universal, el Papa asegura que “todos debemos reconocer como uno de los signos de nuestro tiempo lo que está sucediendo hoy en la vida en la vida de la Iglesia en China. Tenemos una tarea importante: acompañar con la oración fervorosa y la amistad fraterna a nuestros hermanos y hermanas en China. De hecho, ellos deben experimentar que no están solos en el camino que en este momento se abre ante ellos".
En su carta, Francisco también tiene unas palabras para el régimen chino pidiendo renovar “la invitación a continuar el diálogo iniciado hace tiempo con confianza, valentía y amplitud de miras. Deseo asegurar que la Santa Sede seguirá trabajando sinceramente para crecer en la auténtica amistad con el pueblo chino”.
“Es de suma importancia que también en China, a nivel local, se profundicen cada vez más las relaciones entre los Responsables de las comunidades eclesiales y las Autoridades civiles, mediante un diálogo sincero y una escucha sin prejuicios que permita superar las actitudes recíprocas de hostilidad”, insiste.