¿Cómo puede alguien que no sale de un monasterio contribuir a la evangelización? Y más que eso, ¿podrían ser los monjes el verdadero motor y fuerza de la Iglesia?. Son dos preguntas sobre las que el Papa Francisco ha tratado de dar respuesta en su catequesis sobre "el celo apostólico del creyente" pronunciada durante la audiencia de este miércoles.
Tras haber destacado en otras ocasiones el ejemplo de los mártires o los apóstoles, Francisco ha mencionado en esta ocasión un "gran testimonio que atraviesa la historia de la fe" y que se materializa en la vida monástica.
Tanto es así que los monjes y monjas, "hermanas y hermanos que renuncian a sí mismos y al mundo para imitar a Jesús e intercedes a favor de todos", no son solo una parte destacable en la evangelización, sino que de hecho "constituyen su verdadera fuerza".
Planteando la primera de las preguntas e incluso la posibilidad de que fuese mejor que abandonasen los conventos para evangelizar, Francisco dijo que "en realidad, los monjes son el corazón palpitante del anuncio, su oración es oxígeno para todos los miembros del Cuerpo de Cristo, su oración es la fuerza invisible que sostiene la misión".
Los contemplativos, los monjes y las monjas son "gente que reza, trabaja y reza en silencio por toda la Iglesia. Y esto es el amor: es el amor", subrayó.
"Como una antena, captan lo que sucede y rezan"
La figura de San Gregorio de Narek, monje armenio del año 1000 y doctor de la Iglesia, estuvo presente a lo largo de toda la catequesis como ejemplo de la "solidaridad universal de la que es intérprete" e inunda los conventos y monasterios también en la actualidad. Esta, explicó, consiste en que ante cualquier cosa que sucede en el mundo, ellos "encuentra lugar en su corazón y rezan. El corazón de los monjes y las monjas es un corazón que capta como una antena, capta qué sucede en el mundo y reza e intercede por esto. Y así viven en unión con el Señor y con todos".
Por eso, para los monjes, "vivir encerrados y evangelizar" no es una contradicción. "Como hizo Jesús, toman sobre ellos los problemas del mundo, las dificultades, enfermedades, tantas cosas, y rezan por los demás".
Para Francisco, constituyen incluso "los grandes evangelizadores" de la Iglesia, porque "con la palabra, el ejemplo, la intercesión y el trabajo, los monjes son un puente de intercesión por todas las personas y por los pecados. Ellos lloran también por sus pecados, por los pecados del mundo, y rezan e interceden con las manos y el corazón hacia lo alto".
Los monjes, concluyó, "son la verdadera fuerza. La verdadera fuerza que lleva adelante al pueblo de Dios y de aquí viene la costumbre de que la gente. Que el Señor nos dé nuevos monasterios, nos dé monjes y monjas que lleven adelante la Iglesia con su intercesión".