La conocí en Las Vegas y lloraba porque no iba a poder comprarse un vestido de John Galiano negro y sin mangas. Costaba 1.800 dólares y ella se puso a estudiar durante meses las estrategias del blackjack, cuándo pedir, cuándo plantarse, aprendió a dividir y a redividir y a contar cartas, secuencias y mazos, así que con los 470 dólares que tenía ahorrados se fue al casino del hotel Bellagio convencida de que podría multiplicarlos y en 15 minutos lo había perdido todo salvo 20 dólares y ya se marchaba "no tengo realmente nada que hacer aquí" y mi esposa que justo volvió del baño le dijo "todavía tienes veinte dólares" y se los jugó en una máquina tragaperras y ganó 3.000, casi el doble de lo que necesitaba.

Sé el esfuerzo que has hecho por pagar estas vacaciones, por llevarte bien con ella y que te han llovido martillos y que te han llovido clavos. Sé que tus hijos prometieron no dejarte todo el mes solo con ella pero a esta edad se comportan como si ya fueran huérfanos. Lo sé. Sé que si en algún momento has hallado la paz estos días en la playa ha sido pensando que cuando vuelvas a la ciudad vas a dejarla. Te entiendo y te acompaño, ven y mécete en mis brazos y no hay prisa esta tarde y aunque no me creas cuando nos marchamos es siempre un segundo antes de que una desconocida simpática vuelva del baño y nos recuerde que aún nos quedan veinte dólares y que el instinto es mejor que la inteligencia.

En cuanto a mí, la chica simpática del baño resultó ser mi mujer en nuestra luna de miel y también hemos tenido problemas, conversaciones salvajes y hemos pensado en marcharnos. Bueno, lo pensó ella pero la verdad es que no se fue demasiado lejos. La chica del casino no quería un vestido, quería ser la reina de su fiesta y si lo piensas bien, tú tampoco quieres marcharte. Te sientes frustrado, harto, cansado pero no vas a tener mejores cartas y los demás jugadores se han ido ya. Bebe whisky, olvida el agravio, piensa en el vestido que te habría gustado llevar y cuando estés a punto de ponerte a llorar piensa que las cosas que no podemos recordar, Tom Waits lo dice, explican las cosas que no podemos olvidar.

Tom Waits (n. 1949), 'Time': 'The things you can't remember tell the things you can't forget'.

Han sido unos días difíciles y tú tienes 45 o 50 y dices "la vida se me escapa" pero el que se escapa eres tú y estás demasiado desesperado para entender lo que haces. Al otro lado de tu fuga vive el mismo dolor pero quintuplicado porque romper familias y crear nuevas es vaciar el alma en el orinal de la muerte. Ponte una serie, sírvete un gintónic, o un whisky si no quieres mezclar porque tú crees en estas bobadas. Eres un marido, eres un padre, eres un héroe clásico. Eres los 20 dólares que les quedan a tus críos y a tu mujer y te juro que no existe ni en la Tierra ni en el Cielo una versión mejor de ti que tú abrazado a ellos muy fuerte, muy fuerte y en círculo, hasta que también como un abrazo vuelva a girar con vosotros el destino.

Publicado en ABC.