Todos sabéis la situación en que se encuentran tantas comunidades monásticas femeninas. Las hermanas contemplativas, por falta de vocaciones, sienten la angustia o la honda preocupación por su monasterio y el futuro incierto de la propia comunidad. No estamos ante un problema fácil. Pero ante las dificultades un cristiano no puede quedarse quieto, sino que, como la caridad de Cristo es creativa, siempre hay un modo de encontrar soluciones. De eso se trata, pero siendo realistas y buscando ayuda en Dios y en la comunidad cristiana. Para ello, es preciso conocer un poco el origen de esta situación grave de nuestros monasterios.
Quiero decir sencillamente que hemos dejado los católicos de Toledo muy solas a las Hermanas Contemplativas, sin caer en la cuenta del valor que tiene en la Iglesia esa hermosa vocación eclesial de monja contemplativa, como si nada ocurriera en nuestra diócesis cuando desaparece un monasterio. Sí sucede algo serio: desaparece con este monasterio Hermanas que son signo del amor a Cristo con el corazón indiviso y la entrega de las que están siempre orando por el resto del Pueblo de Dios. Lo que os pido es hacer algo, lo que fuere; por supuesto, rezar, pero algo más por las que continuamente son monjas cuya vida orante es algo muy querido en el corazón de la Iglesia.
Mirad: generalmente a los católicos lo que más nos preocupa de las “monjitas” es que tienen un edificio muy antiguo, con mucho valor artístico y, en ocasiones, con una capilla donde se está, si no hace frío, muy a gusto, y muy cerca de casa. No nos diferenciamos mucho de tantos en nuestra sociedad que están preocupados también por el futuro de los monasterios, por la posible pérdida del patrimonio y el valor histórico de estos edificios singulares. Yo sé que este es un aspecto del tema, pero no el único. ¿Y esas hermanas, que llevan muchos o pocos años en una vida singular, fieles a su vocación y que, día tras día, la entregan sin pedir nada a cambio? ¿Nos preocupan?
¿No merecen más interés que las obras de arte que pudieran tener sus casas o la historia que acumulan sus claustros y galerías? Es muy de lamentar, si ellas son solo para las comunidades cristianas parroquiales un lugar que puede atraer turistas a nuestra ciudad o pueblo, porque en el monasterio hay cosas de mucho valor. ¿No participamos los católicos de bienes que no son puramente materiales o estéticos? ¿Hemos compartido alguna vez con estas mujeres contemplativas las riquezas del espíritu que contienen estas comunidades? ¿Hemos compartido su liturgia, su manera de ver la vida, lo mucho que les importan a ellas los demás hermanos cristianos que viven en sus pueblos o en sus ciudades y barrios?
Tenemos preparado un proyecto diocesano que vamos a llamar Con un solo Corazón. Se trata, en pocas palabras, de ver la posibilidad de un hermanamiento de las comunidades cristianas, sobre todo las parroquiales, con los monasterios de la archidiócesis de Toledo. Mi propuesta es que cada parroquia de la Iglesia toledana se acerque a un monasterio de clausura, que entre en contacto con este o aquel convento y conozca a las Hermanas y qué necesitan o qué pueden compartir con ese grupo parroquial, con esa comunidad parroquial, grande o pequeña. No se trata de estar todo el día en el monasterio, pues su vida tiene mucho de silencio y de oración. Pero siempre puede hacerse un calendario que vaya bien a la comunidad contemplativa y a los fieles de esta o aquella parroquia que quieran entrar en este proyecto. En la diócesis de Toledo hay 273 parroquias y, ahora, unos 37 monasterios de clausura.
¿No será posible un rodear a estas Hermanas Contemplativas de acción de gracias por parte de las parroquias diocesanas en la provincia de Toledo y en los arciprestazgos extremeños de nuestra Iglesia? ¿No habrá un preocuparse por la parte de nuestra archidiócesis que somos los más en la Iglesia de Toledo (fieles laicos, consagrados, religiosos, sacerdotes, obispo) de las que son menos (las monjas de clausura)? Leed bien, por favor, el contenido de ese proyecto Con un solo corazón. Os lo agradezco. Nos vendrá bien a todos. No puede perderse algo tan grande en nuestra Iglesia como la vida contemplativa; sobre todo, sin haber luchado y peleado por encontrar soluciones, algunas soluciones.
Publicado en el portal de la archidiócesis de Toledo.