Divina Seguros ha hecho un anuncio imprescindible, incluso para los que ya tenemos todo asegurado. El de su campaña Tener merece dar el salto del marketing al marco político. Denuncia una de las cuestiones más sangrantes de nuestra sociedad: la precariedad laboral y social de tantísimos jóvenes profesionales.
Lo hace concretando sin miedo: series, películas y anuncios venden una imagen de gente joven virtual consumiendo y viviendo como los reales no pueden ni de lejos. Y apunta contra el co-working, el co-living y todos esos palabros que camuflan un estancamiento existencial y una explotación de becarios y contratos basura que benefician a las grandes empresas. Y que los poderes políticos bendicen, empezando por el FMI, cuando les auguran que no tendrán nada de nada, pero que serán felices y comerán lombrices.
El anuncio de Divina Seguros.
Hasta aquí el anuncio es valiente, pero va más allá. Nos pregunta si ellos no querrán tener. Y también concreta: tener una casa, tener un negocio, tener hijos. Lo de toda la vida, en progresión ascendente, con causalidad. Es difícil o imposible tener hijos sin tener dónde tenerlos ni con qué mantenerlos.
Lo mejor del anuncio, contra lo que suele ser habitual en la publicidad, es lo anunciado: que ayudarán realmente a tener algo. No me he leído la letra pequeña de lo propuesto; pero este paso a la acción es vital. Porque, si la tentación de la sociedad en su conjunto es no ver la realidad de sus jóvenes, la primera parte del anuncio la evita. Y porque, si la tentación de nuestra clase política es no darse cuenta que los mayores problemas del país (decrecimiento demográfico, fuga de talentos, falta de empuje emprendedor) hunden sus raíces en el abuso de sus jóvenes, la segunda parte lo pone en evidencia.
Pero la tentación de los jóvenes es la desesperanza, ya sea en su dimensión pasiva, de abandonarse al co-living y a consolarse con las consolas y las series; ya sea en la dimensión activa de querer reventar el sistema. Está por ver una revolución que haya mejorado las cosas, y llevamos varios intentos. El resentimiento no puede ser el motor (de explosión) del cambio social, sino, como propone el anuncio, el sentimiento y la reacción. Hay que ayudar a que los jóvenes que quieran puedan tener una casa, un negocio, un hijo… dos… tres… Que una empresa lo haya visto y nos lo haga ver y que, además, se ponga a ello, es -además de un buen anuncio- una noticia inmejorable.
Publicado en Diario de Cádiz.