En la campaña electoral que actualmente se está desarrollando, creo que se puede decir tranquilamente que el tema estrella es la presencia de 44 miembros de ETA en las listas de Bildu. La indignación popular ha hecho que los siete con crímenes de sangre hayan declarado que si son elegidos no tomarán posesión, pero la palabra de un criminal delincuente no es muy de fiar, aparte de que quedan en las listas otros 37 etarras. ¿Qué pensar de ello?
El filósofo francés Maritain fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, pero decía: “Nos hemos puesto de acuerdo en cuáles son los derechos humanos, pero no en su fundamento”, es decir si se fundan o no en Dios y en la ley natural. En el primer caso la dignidad humana nos trasciende, en el segundo no.
El primer principio que debe inspirar nuestra conducta es que hay que hacer el bien y evitar el mal. Hablando con una víctima del terrorismo me decía que se sentía indignada, pero no sorprendida, por la presencia de tantos etarras en las listas de Bildu, ya que si algo tenemos claro es que ETA y Bildu son la misma cosa. Me decía también que ETA no ha sido derrotada, sino por el contrario ha aprendido que el camino del crimen lleva a las instituciones, como sucede ya hoy en día, y cualquier día podremos ver a los etarras gobernando en Navarra y Vascongadas, no ya en coalición, como sucede hoy en Navarra, sino presidiendo estas comunidades, lo que por cierto es una manera muy curiosa de ser derrotada.
La Iglesia española ha condenado repetidamente el terrorismo. Desgraciadamente, sin embargo, tenemos bastante perdida la batalla de los medios de comunicación social o no sabemos aprovecharlos, y muchas de estas condenas han sido silenciadas por estos medios y no han llegado al gran público. Todos conocemos en cambio las desafortunadísimas expresiones y actitudes de monseñor Setién y de algunos curas vascos, posturas muy bien reflejadas en la novela Patria.
Nuestros obispos han afirmado reiteradamente que el terrorismo es “intrínsecamente perverso”; que la actuación y la misma naturaleza de ETA "es absolutamente inmoral, contraria a la Ley de Dios y a la moral humana más elemental”; que “quien, rechazando la actuación terrorista, quisiera servirse del fenómeno del terrorismo para sus intereses políticos, cometería una gravísima inmoralidad”; que “no se puede ser neutral ante el terrorismo... Querer serlo resulta un modo de aceptación del mismo y un escándalo público”.
Es decir, incluso la neutralidad es ya inmoral, y es que el terrorismo es intrínsecamente malo y gravemente inmoral, porque la conciencia cristiana es incompatible no sólo con los atentados, sino con cualquier colaboración que apoye la existencia y actividades de ETA, no sólo en el orden cultural, sino también en el social y político, porque ningún futuro que valga la pena puede construirse sobre el odio y el crimen.
Desgraciadamente, en España tenemos un Gobierno carente absolutamente de principios morales. A Pedro Sánchez tan solo le interesa seguir en el Gobierno, y si para ello tiene que aliarse con separatistas, golpistas y etarras, aunque todos estos sean enemigos declarados de nuestra Patria, no le hace ascos. Más aún, si uno recorre los diez mandamientos, verá que nuestro Gobierno no respeta ni uno. Le interesan más los votos de los cinco diputados de Bildu que las víctimas del terrorismo, aunque en España haya muy pocos delincuentes con crímenes más graves que los de los etarras. Recordemos simplemente sus más de ochocientos asesinatos, o masacres como las de Hipercor o Zaragoza, donde se buscó intencionadamente matar niños.
Ante las próximas elecciones procuraré votar como cristiano y español que soy, siguiendo mi conciencia, teniendo en cuenta las virtudes cristianas y rezando para que en las elecciones el resultado sea el más conveniente para España.