En Barcelona ha sido abierto un expediente por la Consejera de Sanidad del Tripartito, doña Marina Geli a la Clínica Tibidabo, porque uno de sus médicos ha tratado de curar de su homosexualidad a un paciente, intentando llevarle hacia la heterosexualidad. Como según la Organización Mundial de la Salud la homosexualidad no es una enfermedad, se trata según la Consejera de un caso de estafa. Antena 3 me llamó a discutir sobre el asunto. Cometí el error de aceptar la invitación, sin conocer gran cosa del programa, porque me encontré con que en vez de ser una discusión seria como me esperaba, dos contra dos, fueron todos contra mí, es decir tres gays más el presentador, en mi opinión y de los que me lo han comentado, descaradamente parcial. Fue una encerrona.
En este tema hay indudablemente varios problemas. El primero de ellos. ¿Es la homosexualidad una enfermedad? La conclusión que no, fue tras una votación en 1973 de la Asociación de Psiquiatras Americanos con el siguiente resultado: No, 5816; Sí, 3817, es decir se aprobó con una mayoría del sesenta coma tres por ciento. No cuento los votos en blanco ni abstenciones, que si mal no recuerdo fueron bastante numerosas. Tras esta votación se llegó a la conclusión de no volver a someter cuestiones científicas a votación. Es decir la Comunidad psiquiátrica está dividida y en agosto del 2009 la Asociación de Psicólogos Americanos ha autorizado a sus profesionales a tratar la homosexualidad a fin de ayudar a los homosexuales a rechazar o controlar sus impulsos. Entre los libros que he leído sobre el tema, recomiendo dos: el de R. Cohen de LibrosLibres, «Comprender y sanar la homosexualidad» y el de J. Nicolosi, de Ediciones Encuentro «Quiero dejar de ser homosexual». Personalmente lo tengo muy claro: no sé si es una enfermedad o no, pero es posible salir de ella. En la Filosofía Medieval había una sentencia que decía así. «contra el hecho no valen argumentos». Y éstos libros y otros muchos psiquiatras nos hablan de personas que sí han llegado a la heterosexualidad, aparte de que me consta que la mayoría de los profesionales que atienden a homosexuales lo hacen con rigor, amabilidad y seriedad. Es decir, sí hay personas que han salido de la homosexualidad y han llegado a la heterosexualidad.
Otro punto a tener en cuenta, es que si se realizan estos tratamientos, será porque hay homosexuales que los demandan, porque quieren salir de la homosexualidad y llegar a tener tendencias heterosexuales. A mí me dejó estupefacto el que se pretendiese por uno de los gays, el no admitir el derecho de los homosexuales a intentar salir de la homosexualidad, cuando él mismo lo había intentado, eso sí con resultado desastroso. Dentro del error de participar en ese programa, me di cuenta que como todo lo malo, también se pueden sacar conclusiones buenas, como el defender el derecho de los homosexuales a salir, o por lo menos, a intentar salir de la homosexualidad.
La señora Geli es también la responsable política de la página web destinada a los adolescentes y sobre la cual ha tenido que pronunciarse la archidiócesis de Barcelona: «En estos temas, la simple información ya es una opción ética clara. La opción es ésta: en temas de sexualidad y embarazo, el interesado o interesada, tiene abiertas, delante suyo, todas las posibilidades; cualquier decisión que tome es buena, Se trata sólo de informar. Éste es un criterio perverso»… «Si alguien se presenta diciendo que todo está permitido, será acusado de ser un sujeto socialmente peligroso. En cambio, éste es el criterio de este documento en cuanto a la experiencia sexual, las relaciones de pareja, la regulación de la natalidad o el aborto»… «El cuerpo no es un juguete, no tiene como finalidad ser una caja de resonancia para conseguir el máximo placer»… «El Documento del Departamento de Salud de la Generalidad realiza una labor social y educativamente muy negativa. Con la excusa de la información liberadora y neutra, de hecho promueve una concepción de las relaciones humanas y de la sexualidad que destruye la obra educativa de las familias y de las escuelas, porque la educación de los hijos es un derecho inalienable de los padres».
Termino citando a alguien con más autoridad que la archidiócesis de Barcelona, aunque esté totalmente de acuerdo con ella: «Dijo a sus discípulos: Es inevitable que haya escándalos: sin embargo, ¡ay de aquél por quien vengan! Mejor le fuera que le atasen al cuello una rueda de molino y le arrojasen al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños» (Lc 17,1-2).