Los datos del INE muestran que en 2009 los nacimientos han descendido bruscamente en 26.000 con respecto al año pasado, además de producirse 20.000 matrimonios menos. Estos datos no hacen más que constatar que la familia española no sólo ha sufrido la caída de natalidad y nupcialidad más importante de los últimos 10 años, sino que estamos inmersos en un invierno demográfico y de nupcialidad sin precedentes y ante un panorama futuro desolador.
Son muchas las causas de este descenso de matrimonios y nacimientos. Comprenden no sólo factores coyunturales –sería muy simplista–, tales como la crisis económica actual, que ha provocado el descenso del número de inmigrantes y ha dejado al descubierto el carácter ficticio del leve incremento de la natalidad en los últimos años, así como la escasez de las ayudas a la familia española que nos coloca a la cola de Europa. Además, hay factores endógenos –tales como el predominio de una cultura individualista y hedonista, la pérdida de la dimensión pública de matrimonio, relegándose al ámbito privado, etc–, así como factores exógenos –como el abandono de las administraciones a la familia, la minusvaloración de la nupcialidad y de la maternidad, cuando no directamente el ataque a través de leyes regresivas como la del aborto o la del «divorcio exprés».
Es necesario un cambio de rumbo y de tendencia. Es la familia la que está soportando el entramado social e impidiendo una crisis social de consecuencias incalculables.
Eduardo Hertfelder es presidente del Instituto de Política Familiar