El próximo domingo 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, concluye el periodo denominado Tiempo de la Creación instituido por el Papa Francisco para este año 2020 marcado por la pandemia de la Covid-19. Durante el Jubileo por la Tierra el Papa nos invita a contemplar la Divina Misericordia del Creador reflejada en la creación y nos insta a ser responsables con nuestro entorno y con todos nuestros semejantes, ya que formamos una única familia humana.
Nave central del Monasterio de Sant Cugat del Vallès. Foto del autor.
Han sido unas semanas donde numerosas parroquias y grupos especialmente preocupados por la conversión ecológica integral -humana y natural- hemos profundizado en los textos del magisterio de la Iglesia sobre la Teología de la Creación, hemos contemplado la belleza del mundo que nos ofrece el Creador, le hemos dado gracias a la Santísima Trinidad por el amor y la ternura que ha puesto en los seres creados y hemos orado, todos juntos, en las plegarias comunitarias para que las acciones que realicemos en nuestra vida cotidiana estén siempre orientadas hacia el cuidado de nuestra casa común.
Especialmente bellas han sido las Adoraciones al Santísimo Sacramento con motivo del Tiempo de la Creación llevadas a cabo en algunos lugares del planeta y que han contribuido a dar gloria a Dios.
Adoración al Santísimo en el Monasterio de Sant Cugat del Vallès. Foto del autor.
Un ejemplo de parroquia que ha cuidado especialmente la liturgia eucarística junto con la contemplación de la belleza de lo creado a través de la naturaleza ha sido el Monasterio de Sant Cugat del Vallès cercano a Barcelona. En vísperas de la celebración de la festividad de los ángeles custodios entonó el Laudato Si’ mi Signore [Loado seas, mi Señor] del maestro Marco Frisina ante la presencia real de Jesús Sacramentado en una hora santa inolvidable.
La composición "Laudato Si' Mi Signore" de Marco Frisina, que formó parte de la banda sonora de la serie "Clara y Francisco" (2007), puede escucharse a partir del minuto 6:25.
Como nos recuerda el Papa Francisco, “en la Eucaristía lo creado encuentra su mayor elevación. La gracia, que tiende a manifestarse de modo sensible, logra una expresión asombrosa cuando Dios mismo, hecho hombre, llega a hacerse comer por su criatura. El Señor, en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. No desde arriba, sino desde adentro, para que en nuestro propio mundo pudiésemos encontrarlo a Él. En la criatura ya está realizada la plenitud, y es el centro vital del universo, el foco desbordante de amor y de vida inagotable. Unido al Hijo encarnado, presente en la Eucaristía, todo el cosmos da gracias a Dios. En efecto, la Eucarística es de por sí un acto de amor cósmico: ¡Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado. El mundo que salió de las manos de Dios vuelve a Él en feliz y plena adoración. En el Pan eucarístico, la creación está orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo. Por eso, la Eucaristía es también fuente de luz y de motivación para nuestras preocupaciones por el ambiente, y nos orienta a ser custodios de todo lo creado” (Laudato Si’, 236).
Y es que los seres humanos tenemos un especial encargo: custodiar la creación. También los ángeles.
Según el sacerdote español Fernando Colomer, especializado en Angelología, estos seres personales espirituales tienen muchas funciones, entre las cuales cabe destacar la de gobernar el mundo entendido como la totalidad del cosmos.
Tal y como afirma el padre Colomer, “nosotros tenemos una mentalidad muy marcada por el desarrollo de las ciencias y pensamos que el universo se rige por las leyes naturales, esa es una visión científica, perfectamente legítima. Pero la visión bíblica es que Dios gobierna el mundo por medio de sus ángeles”.
Y es que, tal y como señaló el Papa emérito Benedicto XVI en la 16ª Catequesis sobre la fe impartida el 6 de febrero de 2013, hay un diseño sobre el mundo que nace de la Razón -en referencia al Logos, es decir, a la razón eterna de Dios que continua sosteniendo el universo-, y del Espíritu creador. Creer que en la base de todo está esto, ilumina cada aspecto de la existencia y da la valentía necesaria para afrontar con confianza y con esperanza la aventura de la vida.
Si los seres humanos nos santificamos, “salvaremos el planeta” y colaboraremos a reducir la entropía del universo y el pecado en el mundo. El cosmos y la creación en sí misma están llamados a la salvación y a la restauración que realizará únicamente Jesucristo al final de los tiempos.
Imagen de Cristo en el Monasterio de Sant Cugat del Vallès. Foto del autor.
Es por ello que en estos momentos de emergencia ambiental y sanitaria se hace más actual que nunca la llamada universal a la santidad profetizada por diversos santos para estos tiempos de misericordia dados por la Santísima Trinidad a toda la humanidad.
El Jubileo por la Tierra y el Tiempo de la Creación es una buena ocasión para contemplar esta realidad sobrenatural. Y los ángeles son nuestros amigos en el Cielo para que seamos, junto a ellos, custodios de la creación.
Albert Cortina es abogado y urbanista.