¿Qué sería de España sin las monjas de clausura? La Conferencia Episcopal acaba de hacer pública las cifras, datos de 2019, de la vida monástica y consagrada. Comencemos por la monástica. Si en 2018 había 9151 contemplativos, en 2019 hay 8731, de los cuales 8273 son mujeres y 458 hombres. Esto quiere decir que perdieron 420 miembros. Si hablamos de los religiosos de vida activa, en 2018 había 40.096 y en 2019 hay 38.688, lo que suponen 1408 menos. En la vida activa, 29.170 son mujeres y 9. 518 son hombres. Respecto al número de comunidades -unidades de vida permanente- también se ha producido un descenso entre 2018 y 2019, tanto en la vida monástica, 50, como en la vida activa, 159. Habría que analizar si esta tendencia de decrecimiento es proporcional a la que se da en otros ámbitos de la Iglesia. Parece que en este sector es más agudizada. A este proceso hay que añadir ahora las consecuencias del coronavirus.
España es una potencia mundial en monasterios de clausura femenina. Pero desde hace una decena de años se vienen cerrando aproximadamente uno al mes. Asistimos a una especie de desaparición silenciosa de un órgano vital para la Iglesia. No se trata del patrimonio, un problema práctico de no menor envergadura. Hablamos de una forma cristiana de vida en esencia y ultimidad. Como diría Teresa de Jesús, se trata de hacer vida que «sólo Dios basta». Es posible que la mente moderna ni entienda que «sólo Dios basta», ni que la contemplación debe ser anterior a la acción. Lo propio de lo humano es precisamente esa contemplación para alcanzar las profundidades del sentido. Por cierto que Hannah Arendt no diría nada diferente de lo que acabo de afirmar.
Hay que reconocer que existen experiencias como Iesu Communio, algunos monasterios de Clarisas o de Carmelitas, por ejemplo, que rompen esta tendencia. ¿Por qué unas comunidades son florecientes y por qué otras están mortecinas? Quizá no tenga que ver con que cumplan mejor o peor determinado documento sino con la fidelidad al espíritu y a la letra fundacional, al carisma.
Publicado en ABC.