Las revelaciones de abusos sexuales cometidas por Jean Vanier me han impactado. Una vez más: “Solo Dios es bueno”. “A nadie llaméis Maestro porque uno solo es vuestro maestro” (Mt 23, 8). “Que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios”.
Cuando el dedo señala a la luna, el necio mira el dedo.
¿Por qué esa tendencia a idealizar a las personas, a cubrirlas de un aura de divinidad que no les corresponde? Todas las épocas tienen sus figuras, sus referencias. Desde la mitología griega a los ídolos de masas. Pero los cristianos tenemos un único Maestro: Cristo. Y los santos, si es que realmente lo son, son ventanas abiertas a Dios. “Iconos en los que se refleja el más allá. Nunca ídolos a los que admiramos en sí mismos. Mirando a los santos, podemos intuir al único que es realmente santo: Dios” (José Luis Rodríguez Olaizola).
Siempre he pensado que tengo el espíritu crítico pasado de rosca y eso me ha hecho sufrir. En algunos grupos y comunidades religiosas, la mínima crítica era percibida como un ataque contra la unidad. Y, sin embargo, con el tiempo percibo que es un don con el que el Señor ha querido protegerme de muchas desilusiones. Pero no de ésta. No pertenezco a ningún movimiento (aunque creo que hay carismas preciosos en la Iglesia) y me gusta “alardear” de que solo pertenezco a Cristo, aunque creo en la dimensión comunitaria de nuestra fe y me encantan los grupos de oración pequeños en los que se experimenta la presencia de Jesús (“Cuando dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”). Siempre he detestado el culto a la personalidad y el culto exagerado a algunos fundadores. Pero me dejé maravillar por Jean Vanier. Precisamente porque entregó su vida a los discapacitados, a los más pequeños, a los preferidos del Señor. Leí Jesús Vulnerable y me cautivó su reivindicación de la fragilidad y de la debilidad como terreno en el que se manifiesta el poder de Dios. La idea de esa convivencia con la discapacidad intelectual en las comunidades del Arca me parecía maravillosa. Hasta escribí un artículo sobre él cuando murió. El sacerdote holandés, Henri Nouwen, uno de los autores de espiritualidad que me han marcado (autor, entre otros, de El regreso del hijo pródigo), lo consideró siempre un referente y fue capellán durante unos años de las comunidades del Arca.
Una sacudida para recordarnos que nuestra fe no se apoya en la sabiduría de los hombres sino el poder de Dios. Dios ha escogido lo necio y lo débil del mundo para confundir a los sabios y a los fuertes. Así que no busquemos superhombres llenos de sabiduría a los que cubrir de una bondad que solo está reservada a Dios. Ojo con el culto a la personalidad, el culto a algunos autores de espiritualidad y, en general, el clericalismo.
No hay mejor palabra que la Palabra de Dios, así que no perdáis mucho tiempo leyendo otras… La Escritura nunca defrauda. Siempre alimenta. Es de una elegancia sublime porque emociona hasta lo más hondo sin manosear nunca el corazón del lector. Ha habido épocas en mi vida de auténtica “gula espiritual” que me llevaba a comprar demasiados libros. De querer leerlo y comprenderlo todo. Hasta que caigo en la cuenta de que esa “sabiduría” es necedad. No hace crecer necesariamente la vida del alma. Uno puede dedicar mucho tiempo a “pensar” en temas espirituales y no hacer oración en absoluto mientras piensa… La única Palabra que siempre alimenta es la Palabra de Dios. La oración más eficaz es la oración contemplativa de quien se pone en presencia de Jesús Eucaristía y le deja hacer. Sin ruido de palabras.
También siento un dolor inmenso por nuestros hermanos que han entregado su vida al Señor sirviendo en las comunidades del Arca, como en su día lo sentimos por los Legionarios de Cristo. Pido al Señor que les sostenga en su consternación y que ellos se agarren fuerte a Cristo. Por la comunión de los santos, unidad con todos los hermanos desconcertados y sufrientes. Agarraos a la roca que es Cristo. Él es siempre fiel. Él no os va a fallar. También, siento el dolor de esas seis mujeres que sufrieron abusos y han arrastrado heridas muy dolorosas el resto de su vida. Mujeres que, además, partían ya de una situación vulnerable, que fue la que les llevó a confiar ciegamente en un mentor espiritual.
Dicho esto, y a pesar de la doblez gravísima de mezclar abuso sexual con el nombre de Jesús (como dicen que hacía), Jean Vanier hizo también mucho bien. Y ese bien le será tenido en cuenta por Dios. Los graves pecados del fundador de l´Arche no deben llevarnos a minusvalorar esas 156 comunidades católicas extendidas por todo el mundo, en las que probablemente haya auténticos santos. Al contrario. Creo que su obra puede ser realmente obra de Dios hecha con barro. Será una fortísima purificación para estas comunidades. Pero si de verdad estaban ancladas en la roca firme que es Cristo, resistirán los embates.
Y quién sabe si Jean Vanier, como San Pedro, no “lloró amargamente” cada uno de sus pecados e intentó recomenzar. No tengo ni idea. Yo también estoy profundamente desconcertada sobre su figura.
Transcribo la carta de uno de los miembros de estas comunidades, Ron Rolheiser:
“La desilusión y la ira que sentimos dice tanto sobre nosotros como sobre Jean Vanier. Nadie, excepto Dios, hace bien el rol de Dios. El resto decepcionamos. Lo que Jean Vanier nos hizo fue injusto. No podemos no sentirnos traicionados por su traición. Sin embargo, lo que le hicimos a él también fue injusto. Le pedimos que fuera Dios para nosotros y eso tampoco es justo.
»Cuando era un seminarista de veintiún años, en busca de mentores, uno de mis maestros de seminario regresó de un retiro de Vanier lleno de superlativos cuando describió a Vanier como el 'hombre espiritual más sagrado, más maravilloso y más resuelto' que alguna vez había conocido. Mis facultades críticas inmediatamente me pusieron en guardia: '¡Nadie es tan bueno!' Así que deliberadamente no busqué a Vanier como mentor. Sin embargo, en los cincuenta años transcurridos desde entonces, lo sondeé como mentor. Aunque nunca lo conocí personalmente, leí sus libros, fui influenciado por numerosas personas que lo consideraron una influencia formidable en sus vidas (incluido Henri Nouwen), escribí un Prefacio para uno de sus últimos libros y escribí un homenaje lustroso sobre él a través de los periódicos cuando murió.
»Así que también estaba lo suficientemente atontado por él para que también me sintiera consternado y desilusionado cuando me enteré de sus fallas morales.
»Sin embargo, la desilusión es un fenómeno curioso. Después del shock inicial, pronto te das cuenta de que es algo positivo. Es disipar una ilusión, y una ilusión siempre está en la mente de quien realiza la percepción, en lugar de ser parte de la persona que se percibe. Con Jean Vanier, la ilusión era de nuestra parte, no de él. Había, como sabemos ahora, una cierta falsedad en su vida, pero también hubo una de nuestra parte.
»Sí, las revelaciones sobre Jean Vanier me conmovieron profundamente, pero no en lo más profundo porque en nuestro centro, cuando estamos en contacto con éste, sabemos que nadie, excepto Dios, es bueno, al menos con una bondad que no tiene imperfecciones. Una vez que aceptamos eso, también podemos aceptar que nadie es perfecto, incluso Jean Vanier. En nuestra esencia, podemos aceptar que, a pesar de esta traición, Jean Vanier hizo mucho bien y que L´Arche es claramente una realidad agraciada. Ron Rolheiser.”
Post scriptum: Escribí este artículo bastante rápido. A veces la palabra fluye sin apenas esfuerzo. Entre la precitación con que lo escribí y lo siniestro que se me presentaba por momentos Jean Vanier, mezclando el abuso sexual con el Nombre de Jesús, pensé que era mejor no escribir sobre él ni pensar más en él. El artículo, a eliminar y no revolver el tema. Me quedé tranquila. A otra cosa. Justo después, cogí el evangelio del día (Mt 23, 1-12) para hacer un rato de oración y ¡me sale de vuelta el tema con una claridad meridiana! “Jesús dijo: los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés. Ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan pero no se guíen por sus obras porque no hacen lo que dicen... En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro porque no tienen más que un Maestro... A nadie en el mundo llamen Padre porque no tienen si uno, el Padre Celestial". Así que lo he retocado un poco y lo he enviado.