La Congregación para la Educación Católica ha presentado recientemente Varón y mujer los creó (Gen 1,27), un documento que aborda la cuestión de la ideología de género y de su incidencia en el mundo educativo. Creo que la lectura de este texto puede ayudar a muchos padres y profesores, que ven con cierta preocupación la implantación progresiva de una ideología que está provocando una gran desorientación entre los niños, adolescentes y jóvenes.
Según los partidarios de la ideología de género, la identidad de la persona (hombre o mujer) no se define biológicamente, es decir, en el nacimiento, sino que vendría determinada por los propios sentimientos y deseos individuales. En efecto, la identidad sexual de la persona tendría más que ver con una construcción social que con una realidad natural o biológica. Esta propuesta separa drásticamente el valor de la diversidad y complementariedad biológica, afectiva y sexual entre el hombre y la mujer.
La Congregación para la Educación Católica nos recuerda que existen numerosos argumentos racionales (biológicos, genéticos, neurológicos, endocrinológicos, fisiológicos…) que muestran la centralidad del cuerpo humano como un elemento integral de la identidad personal y de las relaciones familiares. De hecho, la familia es el lugar natural donde la relación entre el hombre y la mujer encuentra su plenitud. La familia es una sociedad natural en la cual se realizan plenamente la reciprocidad y la complementariedad entre el hombre y la mujer.
Ante la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la ideología de género, ante este desafío educativo, no podemos dejar la familia sola. La Congregación para la Educación Católica nos invita a fomentar una alianza educativa entre la familia, la escuela y la sociedad que respete la responsabilidad primordial de los padres en la educación de sus hijos.
La Iglesia, madre y maestra, no solo escucha, sino que, fortalecida por su misión original, se abre a la razón y se pone al servicio de la comunidad humana, para ofrecerle sus propuestas. Hoy más que nunca necesitamos una educación afectiva y sexual que «ayude a los niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía y la sobrecarga de estímulos que pueden provocarles una desorientación emocional y el impedimento de su madurez psico-relacional» (cf. n. 42 del Documento). Hay que acompañar a los niños y jóvenes en este aprendizaje y prevenirlos de cualquier influencia que desfigure su capacidad de amar.
Queridos hermanos, debemos fomentar un diálogo profundo y respetuoso que busque la verdad sobre la persona, de manera que pueda alcanzar su plenitud. Hay que superar cualquier reduccionismo ideológico para redescubrir la belleza del amor, de la complementariedad física, afectiva y mental, la apertura a un amor que puede ser fuente de vida.
Publicado en el portal de la archidiócesis de Barcelona.