La Iglesia occidental ha descuidado durante siglos a los padres de la Iglesia oriental. Muy pocos clérigos y muy pocos obispos han contado con un conocimiento suficiente de los teólogos griegos más relevantes. Una laguna ciertamente lamentable. Pero el desconocimiento de la patrística griega en España comienza por fortuna a repararse.
En este sentido es encomiable la labor realizada por la editorial Ciudad Nueva, que ha venido publicando en los últimos años numerosas obras de los padres griegos y latinos, algunas de las cuales se publican por primera vez en castellano. En especial, conviene elogiar la publicación de la obra Sobre los principios, de Orígenes de Alejandría o Contra las herejías de San Ireneo de Lyon, empresas monumentales en las que se ha reconstruido en la medida de lo posible el texto original.
Una muestra de este afán de conocer a los padres griegos lo representa la reciente publicación de la obra Contra Eunomio de San Basilio de Cesarea. La traducción de Manuel Mira Iborra es, en mi opinión, excelente. La obra va precedida de una introducción enjundiosa y muy bien escrita. Los que hemos tenido la osadía, casi temeraria, de traducir algún texto de la patrística griega hemos comprobado las enormes dificultades de verter al castellano conceptos y categorías que pertenecen a un mundo periclitado.
De todas estas dificultades ha salido con bien Manuel Mira. Nos ofrece un texto muy fiel al original y nos traslada al tiempo en que la Iglesia tuvo que hacer frente a un problema formidable. Eunomio, heredero de la concepción cristológica de Arrio y más tarde de Aecio, es un gran maestro de la retórica y de la lógica. Utiliza su gran habilidad dialéctica para argumentar una postura anomea sobre Cristo.
San Basilio de Cesarea (329-379) fue educado en la fe cristiana por su abuela Macrina y recibió una formación excelente en Cesarea, Neocesarea, Constantinopla y Atenas. Es decir, estaba en posesión de los conocimientos idóneos para argumentar y defender su posición cristiana. La aplicación que hace de este arsenal dialéctico en defensa de la fe cristiana es una seña de identidad de este gran obispo, así como de su hermano, San Gregorio de Nisa, y de su amigo San Gregorio Nacianceno. Este uso de herramientas paganas para aplicarlas a la fe cristiana lo podemos ver también en San Cirilo de Alejandría o en San Máximo el Confesor, autores de enorme profundidad teológica, desgraciadamente poco conocidos en nuestro país. Frente a este empleo beligerante de la dialéctica, las discusiones que se entablaron entre filósofos platónicos y peripatéticos parecen charlas de sobremesa.
La postura de San Basilio en defensa del dogma de la Santísima Trinidad nos da la imagen de una Iglesia viva, en movimiento. Una Iglesia que hace frente a los adversarios más temibles, como el arrianismo. En estos combates los padres de la Iglesia, especialmente los griegos, demuestran una formación académica excelente. Pues la mayoría se han formado en los mismos centros que los filósofos paganos, cosa que se olvida con frecuencia. La traducción que nos ofrece Manuel Mira reproduce muy bien ese ambiente combativo que se respira en los Capadocios y en otros autores griegos.
En la actualidad también la Iglesia debe hacer frente a múltiples adversarios. Para esas contiendas debe pertrecharse de una buena formación. En este sentido debemos alabar especialmente los esfuerzos realizados por la Universidad de Navarra y por la Universidad Eclesiástica San Dámaso. Ambas universidades han emprendido el difícil y apasionante camino de conocer en profundidad y con valentía la ciencia, la filosofía, la teología y la cultura de nuestro tiempo, a la vez que cultivan un conocimiento profundo de la tradición teológica y filosófica de Europa. Han salido al encuentro de las teorías científicas, los debates filosóficos, teológicos y culturales que florecen en nuestros días, sin miedo, sin complejos, en la total confianza de que Dios es el Creador del universo.
En este proceso de conocimiento y de apertura al mundo contemporáneo es imprescindible profundizar en la brillante tradición teológica y filosófica de la Iglesia, de modo particular los padres griegos. Conocer en profundidad la tradición de la Iglesia no nos aleja del momento actual. Bien al contrario, nos prepara sólidamente para analizar las diversas estrategias de los adversarios de la Iglesia. Estrategias que de un modo u otro se van repitiendo a lo largo de la historia.