Me ha enternecido escuchar a la ministra Irene Montero denunciando la ‘criminalización’ del feminismo, después de que por decisión gubernativa se decidiera suspender la manifestación programada para el lunes. Es tan grotesco como si en la España de los Reyes Católicos se decidiera suspender, en medio de una peste, una procesión de Viernes Santo y el hermano mayor de la cofradía saliese diciendo que con la suspensión se intenta criminalizar el dogma de la Redención del género humano. Sólo que en la España de los Reyes Católicos esta chaladura sería de inmediato diana del general ludibrio, mientras que en la España de hogaño la chaladura de Irene Montero es comulgada con fervor por las masas cretinizadas. La ministra sabe bien que, para lograr más plenamente la adhesión de las masas a los dogmas que interesan al reinado plutocrático mundial, la adhesión debe embadurnarse con la épica ful del victimismo.
El feminismo es el dogma medular de la religión impuesta por el reinado plutocrático mundial, como la Redención del género humano es el dogma central de la vieja religión que el reinado plutocrático desea abolir. Todos los destrozos antropológicos que el reinado plutocrático mundial requiere, para imponer su hegemonía, hallan su mejor vía de infiltración en las doctrinas feministas. El reinado plutocrático mundial necesita, para imponerse definitivamente, mujeres y hombres desvinculados, solipsistas y estériles, absortos en su bragueta y en la satisfacción de sus placeres ególatras, sin capacidad alguna para comprometerse en un proyecto vital duradero y fundado en la transmisión de la vida, sin capacidad para constituir una familia cuya defensa los obligue a combatir los designios del Dinero. Y en esos planes la expansión de las doctrinas feministas ocupa un lugar central e irremplazable. Pues, como bien sabía Walter Lippman, para lograr los ‘reajustes necesarios en el género de vida’ que interesan al Dinero hay que atacar la fuente de la vida. Es la estrategia archisabida de la antigua serpiente.
La suspensión de las manifestaciones del lunes no es más que un macguffin burdo, urdido para distraer la atención de los bobalicones y hacerles creer que los dogmas de la religión plutocrática mundial ceden ante razones de salud pública. En primer lugar, conviene especificar que, aunque despojada de su parafernalia habitual, la tabarra feminista al servicio del reinado plutocrático mundial será este año más estruendosa que nunca, aunque su parafernalia callejera se reduzca. Pero la suspensión de mentirijillas de las manifestaciones del lunes pretende, sobre todo, ser la gallofa o menudillo que los bobalicones se entretienen royendo, mientras los sacerdotes del reinado plutocrático se lanzan a la pitanza que verdaderamente les interesa, que es la completa cancelación de la Semana Santa. Pues para coronar la condenación del género humano que anhela el reinado plutocrático mundial es necesario que el género humano olvide definitivamente que antes fue redimido.
Publicado en ABC.