La presencia de los monjes benedictinos en el Valle de los Caídos responde, en primer lugar, a la fe católica. Si esto no se tuviera en cuenta, no se explicaría la gravedad de la posible -y Dios quiera que no efectiva- expulsión de los religiosos del monasterio ubicado en el Valle.
De este modo, resolver el apoyo y la defensa de la presencia de los monjes benedictinos en el Valle de los Caídos no debería responder a criterios de “corrección” o “incorrección política”. Si así fuera, sobre todo en el caso de ser conniventes con la expulsión de los religiosos, se estaría procediendo de acuerdo a la mentalidad mundana. Nada más alejado, por otra parte, del Evangelio de Jesucristo.
Conviene señalar, además, una de las tareas fundacionales de los monjes benedictinos en el Valle. Se trata de la investigación, la enseñanza y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia. En ella -con cierta frecuencia desnaturalizada, una vez más, por la mentalidad mundana- es donde se encuentra la solución a la cuestión social española -lo que, obviamente, debe decirse del resto de los países-.
Los frentepopulistas posmodernos en España, o sus equivalentes en el resto del mundo, odian a la Civilización cristiana, es decir, la Cristiandad. Por eso resultaría también grave la expulsión de los benedictinos del Valle de los Caídos. Por activa o por pasiva, los diversos responsables del lamentable suceso le restarían ese significado real y a la vez simbólico que tiene el Valle como lugar sagrado en el que el pueblo español supo reconciliarse en Jesucristo.
Lo que mueve a los frentepopulistas redivivos es el odium fidei. Otro aspecto que no deberían perder de vista por quienes deben fortalecer y defender la presencia de los monjes benedictinos en el Valle de los Caídos. No sea que, en el día del Juicio Final, Jesucristo les reproche no haber promovido y defendido la Fe en España por actuar, no de acuerdo al Evangelio sino según la mentalidad mundana identificada con lo “políticamente correcto”.