Es curioso cómo al cobijo de la bandera de la libertad de expresión se acogen quienes vituperan y zarandean la opinión de la Iglesia. Pero cuando ésta o sus miembros expresan su opinión, en respecto y con afán de iluminar las conciencias, se le censura y discrimina.
«Es una tiranía sorda que se extiende por todas partes y te obliga a no salirte de ciertos límites. Se caracteriza por su vacuidad intelectual, por la falta de profundidad en sus planteamientos […] y es la primera vez que desde los poderes públicos se abandera una operación así», decía el escritor y periodista José Javier Esparza en un congreso realizado a inicios del mes de noviembre de 2009, sobre el carácter totalitario de la ideología del pensamiento único, en España. ¿Acciones? Las hay.
A finales del mes de septiembre de 2009 un tribunal polaco multó con 7000 euros al semanario católico Gosc Niedzielny, de la diócesis de Katowice. ¿El motivo? Cuestionar un fallo de la Corte Europea de Derechos Humanos quien ordenó pagar indemnización a una mujer a la que no se le permitió abortar. Alicja Tysiac decía que el embarazo agudizaría su miopía pero los médicos no consideraron que era una causal. Después de dar a luz, casualmente sufrió un desprendimiento de retina, si bien los médicos no vieron relación entre embarazo y este hecho cuestionado por el semanario Gosc Niedzielny.
En otra parte del mundo, en Bosnia, la situación de los católicos no es muy diferente. El cardenal-arzobispo de Sarajevo, Vinko Puljic, reconoció en declaraciones a la agencia zenit (cf. 30.11.2009) que las injusticias que padecen los católicos en Bosnia es alarmante: «los católicos sufren la falta de igualdad de oportunidades bajo muchos aspectos, especialmente a nivel administrativo y en el acceso al trabajo». La comunidad católica en Bosnia es una minoría entre ortodoxos y musulmanes. De hecho, el cardenal Puljic también comentó con tristeza que un grupo musulmán imprimió cien mil libros contra Jesucristo, mismo que luego distribuyeron gratuitamente. Y cuando el cardenal Puljic se quejó ante el líder musulmán éste le dijo que lo ignorara.
En Italia el racismo pseudo laico llegó al colmo cuando una religiosa de la congregación de María Consoladora fue nombrada maestra suplente para la asignatura de literatura en una escuela pública. Inmediatamente se alzaron las protestas que se centraban en el hecho de que era religiosa. Se pasaba de largo la excelente formación académica y experiencia docente de esta mujer de 61 años, cabellos grises y aire humilde cuyo único delito era ser religiosa católica. «Si hubiera venido un enseñante de otra religión, los padres católicos lo habrían acogido con mucha disponibilidad, no se entiende por qué esta actitud respecto a sor Analisa», declaraba la directora del colegio, María Matilde Filippini.
A mediados de enero de 2010, The Daily Telegraph (cf. 11.01.2010) publicó un artículo donde cuestionaba la actitud del gobierno de Inglaterra y Gales por investigar colegios católicos y anglicanos. El gobierno estaría llevando a cabo una serie de pesquisas para el recorte de libertades en los colegios confesionales para imponer vetos todavía más férreos a la política de admisión en esas instituciones. De este modo, los colegios quedarían obligados a admitir alumnado o personal que no está en sintonía con los ideales y valores que están a la base de ellos. «En todo este asunto, el gobierno está haciendo gala de una mezcla de dos cualidades desagradables. Una es el creciente laicismo agresivo del moderno Partido Laborista, cuyos miembros tienden a equiparar la religión con la superstición. La otra es su repulsa a la independencia, ya sea en el sector privado o público», decía el artículo del Daily Telegraph.
En todo este contexto, una víctima de la censura fue el arzobispo de Nueva York, mons. Timothy M. Dolan. En The New York Times le habían publicado algunos artículos, pero le dijeron «ya no» cuando mons. Dolan escribió uno sobre el anticatolicismo en el que se refería a este tema como pasatiempo nacional.
A finales de enero de 2010, también en Estados Unidos, la Freedom from Religion Foundation pidió se retirara un sello postal dedicado a la madre Teresa de Calcuta por su labor humanitaria. El argumento utilizado, como reportaba ForumLibertas.com (cf. 29.01.2010) era que madre Teresa era «demasiado católica». Y además «se le notaba».
Y ya que hablamos de grandes personas, el domingo 31 de enero de 2010 la agencia ANSA publicaba unas «revelaciones» donde dos periodistas italianos relanzaban acusaciones contra Pío XII tachándolo de indiferente ante el rapto de los judíos romanos (razzia) para ser llevados a campos de concentración. Sólo que los periodistas olvidaron que el documento «contundente» que ellos hallaron está mal históricamente: la razzia judía fue el 16 de octubre de 1943, no el 19 de octubre de 1943, como decía su calumniosa «investigación».
En este tema en particular, y sobre los ataques contra Benedicto XVI y Pío XII, fue iluminador y demoledor el artículo de filósofo francés Bernard-Henri Levy en el que pone de manifiesto que en no pocas ocasiones se quiere usar como chivos expiatorios a los pontífices:
«Habría que dejarse de tanta mala fe, de tantos prejuicios y, para no callarme nada, de tanta desinformación cuando se habla de Benedicto XVI.
[…] Por ahora, para restablecer la exactitud histórica hay que precisar que antes de optar por la acción clandestina, antes de abrir, sin decirlo, sus conventos a los judíos romanos perseguidos por los sicarios fascistas, el silencioso Pío XII pronunció unos discursos radiofónicos (por ejemplo, los de las navidades de 1941 y 1942) que después de su muerte le valdrían el homenaje de Golda Meir, que sabía lo que significa hablar y no dudó en declarar: "Durante los diez años del terror nazi, mientras nuestro pueblo sufría un martirio espantoso, el Papa alzó su voz para condenar a los verdugos".
[…] Y, por ahora, lo asombroso es que todo el peso, o casi, del ensordecedor silencio que se hizo en el mundo entero alrededor de la Shoah recaiga sobre uno de los soberanos de aquel tiempo que: a) no tenía ni cañones ni aviones a su disposición; b) según la mayoría de los historiadores, no escatimó esfuerzos para compartir con aquellos que los tenían la información de la que disponía; c) salvó -sí, él-, tanto en Roma como en otros lugares, a un gran número de aquellos de los que se sentía responsable moralmente.
[…] Último apunte en el Gran libro de la bajeza contemporánea: ya se trate de Pío o de Benedicto, se puede ser Papa y chivo expiatorio».
En México, a inicios de febrero de 2010 el Congreso de los Diputados aprobó definir al país como un Estado laico, incluyendo ese término en la Constitución, concretamente en el artículo 40. La decisión fue tomada en el contexto de oposición de la Iglesia católica, y no sólo de ella, a leyes contra la familia, la vida y el derecho de los padres a la educación de sus hijos según sus propias convicciones.
Ciertamente el problema no es definir a México como Estado laico sino la concepción de «laico» que tienen los diputados. Unos días después otro diputado pidió se sancionara legalmente, por ley, a los sacerdotes que opinarán sobre política. La realidad es que la censura no era para los temas de política, sino para callar a la Iglesia en los temas de moral bajo sanciones penales.