Hace tiempo la Cuaresma en España no era noticia, no salía en las noticias, en los periódicos ni en los telediarios; por unas razones. Ahora tampoco; por otras. El término “noticia” aúna dos sentidos. El primero significa “novedad”, y en este sentido “noticia” es sinónimo de “nueva”: es “noticia” algo novedoso, que sobresale de lo corriente, de lo acostumbrado, de lo habitual, de lo de siempre. El segundo significa “notorio”, algo que se nota, que no pasa desapercibido, que se sale de lo corriente, que se distingue; en este sentido es “noticia” algo que destaca, que llama la atención, que se nota.
Pienso que antaño en España la Cuaresma no era noticia porque era lo corriente, lo habitual. Todos lo sabían, para nadie era una “nueva”. Mientras que hace años empezó a salir en las noticias en este sentido la celebración del Ramadán de los musulmanes: para los españoles era noticia, pues era algo nuevo entre nosotros.
Pero me temo que la Cuaresma no sea hoy noticia porque no se nota, porque no se ve que los católicos entramos en ella y vivimos de manera distinta, porque hemos dejado de distinguirnos de los que no la viven. Y me temo que, además del influjo de otros posibles intereses, el Ramadán sea noticia porque se nota más que la Cuaresma.
Pienso que, mientras se note más el Ramadán de los musulmanes que la Cuaresma de los católicos, debemos preguntarnos –los católicos– si en verdad la estamos viviendo. Los Santos Padres hablaban del “sacramento” de la Cuaresma: estaban convencidos de que la Cuaresma debía notarse en la vida de los cristianos.
La liturgia cuaresmal reitera las expresiones que se refieren a una vivencia notoria, que se nota, que se hace visible en conductas y realizaciones: "...Mira a tu pueblo penitente..." –le dice a Dios Padre–. Me pregunto si el mundo podría ver en nosotros durante la Cuaresma a ese "pueblo penitente".
El mundo debe notar que estamos en Cuaresma, que el conjunto de los católicos estamos viviendo realmente la Cuaresma. Porque la Cuaresma es para todos, para que la vivamos en serio todos los católicos, no sólo los monasterios; y para que se note no sólo en el cambio de color de los ornamentos o en la supresión del Aleluya en las Misas. El mundo debe reconocer la Cuaresma en la vida de los católicos; quien no tenga fe y no vaya a Misa debe notar algo distinto en nuestras vidas en la Cuaresma. Si no lo nota, es que probablemente no la estamos viviendo. Y el mundo necesita verlo para creer en Cristo Salvador. Y nosotros necesitamos vivirla para recibir sus frutos de Gracia.
Félix del Valle Carrasquilla es sacerdote diocesano de Toledo, profesor de teología y director espiritual adjunto del seminario y colaborador de Escritores.red
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