Hace unos días me compré un libro. Con él me dieron un marcapáginas titulado El Fascistómetro con quince preguntas y esta instrucción: “Marca las frases que te parecen de sentido común y cuéntalas”. Voy a responder a esta encuesta, patrocinada por la editorial Seix Barral.
1. No tenemos el deber moral de acogerles a todos. A esta pregunta prefiero no contestar, porque si bien hay muchos inocentes detrás, está claro que las mafias se aprovechan y se enriquecen de esta situación. Cuando nuestros emigrantes iban a Alemania, iban con los papeles en regla y ello fue muy beneficioso para ambos países.
2. ¿Cómo va a hacer de ministro uno que ni siquiera ha acabado la enseñanza obligatoria? Por supuesto que estoy en contra. Para ejercer de médico, maestro o muchas otras profesiones te exigen una preparación. ¿Van a ser los ministros los únicos que pueden ser semianalfabetos?
3. Los niños son niños y las niñas, niñas. Por supuesto. Desgraciado el país, leí en cierta ocasión, donde se discute la evidencia.
4. No recuerdo toda esta solidaridad con los ciudadanos de aquí. Por supuesto, hemos de ser solidarios, pero Jesús nos advierte: “Sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10,16). Buenos sí, tontos no.
5. Tenemos raíces cristianas que defender. Por supuesto. ¿O es que nos gustaría ser Marruecos? Pero esta pregunta nos permite darnos cuenta que la ideología de género, en su profundísima ignorancia, no sabe distinguir entre dos realidades, ser fascista o ser católico, que son muy distintas e incluso opuestas.
6. Nos roban el trabajo. Hemos de procurar que la inmigración sea positiva y no negativa.
7. Los sindicalistas son lacayos que se han vendido. Creo que muchos trabajan honradamente. Pero aquellos que se han quedado con el dinero destinado a los parados no me merecen ningún respeto.
8. El feminismo ha enseñado a las mujeres a odiar a los hombres. Muchas feministas merecen todo mi respeto, e incluso algunas están canonizadas. Pero el feminismo basado en la ideología de género no oculta sus perversas intenciones de destrucción de la familia.
9. No son refugiados, son migrantes económicos. Emigrar me parece un derecho legítimo de la persona (art.13 de la Declaración de Derechos Humanos). Pero hay que salvaguardar el Bien Común.
10. Las cuotas de género son ofensivas para las mujeres. Si yo fuese una mujer de valía, creo que no me haría ninguna gracia la cuota de género, sobre todo cuando veo algunas nulidades que están donde están simplemente por la cuota de género.
11. Derecha e izquierda ahora son lo mismo. Cuando veo a unos y otros defender lo políticamente correcto, me pregunto dónde están las diferencias.
12. ¡Y nuestros hijos licenciados obligados a emigrar! El problema es muy complicado, empezando por lo mal que está la Universidad.
13. A nosotros no nos lo permiten en sus países. Lo sucedido con la delegación iraní en el Congreso nos indica que hemos de parar los pies a aquellos que pretenden mandar en nuestro país.
14. La ideología de género está destrozando a las familias. Por supuesto, ¿o es que no es su objetivo principal?
15. ¿Para qué sirve el Parlamento? Un insigne demócrata, Winston Churchill, decía: “la democracia es un mal sistema de gobierno. Lo que pasa es que los demás son peores”. Por supuesto, me considero demócrata y creo en los valores democráticos, expresados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Es evidente que detrás de estas preguntas está la mentalidad de la ideología de género, para la cual quien no opina como ellos, es un fascista, sin darse cuenta de que detrás de su mentalidad está no sólo la ideología relativista, sino también la marxista, e incluso en puntos concretos como la educación, la nacionalsocialista.
Tengamos muy claro que lo que nosotros hemos de defender sin complejos son los valores humanos y cristianos y que la ideología de género es anticientífica y aberrante, así como desde el punto de vista moral es totalmente opuesta a la moral cristiana, como nos enseña el Magisterio de la Iglesia, y es por tanto diabólica.