El mes de junio es el mes del Orgullo Gay. Uno de sus objetivos es conseguir su dignificación y respeto por parte de los demás, lo cual indiscutiblemente sólo conseguirán si, a su vez, respetan a quien no piense como ellos.
No hace mucho vimos cómo en Cataluña, en un programa televisivo, se permitía una parodia sacrílega sobre la Virgen del Rocío, y estos días en Logroño ha habido un desfile de Drag Queens en el que una de las figurantes se disfrazó de Virgen María, provocando un comunicado de protesta de mi diócesis que decía así:
"La diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño lamenta profundamente que, según los medios que han dado la noticia, en la 'gala Drag' organizada por la asociación Gylda LGTBI+, el día 20 de junio, en el centro La Gota de Leche de Logroño, aparece de forma irrespetuosa una persona desfilando con un modelo que simula la Virgen María, lo que constituye una verdadera ofensa para los cristianos.
»Deploramos que en algunos escenarios no se entienda el respeto debido a los demás, en este caso a los creyentes, en una ciudad donde la devoción a la Virgen es parte esencial de su vida.
»Ninguna supuesta libertad artística puede lesionar de forma gratuita la sacralidad de unas creencias, lo que atenta contra un derecho fundamental y menoscaba la convivencia”.
Este comunicado me ha merecido el siguiente comentario: “Bien por la diócesis. El insulto sacrílego no es libertad de expresión y deben tomarse medidas por nuestras autoridades para que hechos así no se repitan”.
Desgraciadamente, no parece ser ésta la intención del lobby LGTBI. Leo en La Rioja del 25 de junio: “Pero siempre que pasa una cosa de éstas me da por pensar en eso de la 'ofensa contra los sentimientos religiosos' y cómo puede ser que aún esté ese concepto en el código penal español. La ley tiene armas suficientes para cuando uno difama, calumnia o injuria. Y hay incitaciones al odio que son punibles en cualquier parte del mundo. Pero ¿cómo puede estar en un código penal un delito de ofensa a un sentimiento religioso? Un extraño bien a proteger, ese. Los sentimientos son de cada uno, y el nivel de ofensa es bien personal”.
Reconozco que no logro entender cómo ofender gravemente los sentimientos religiosos de alguien, tanto más si es la inmensa mayoría, pueda no ser punible. Simplemente digo una cosa: respeta y serás respetado.