Tiene hambre nuestro satisfecho mundo. Ahíto de tanto como engulle, no acierta luego en la dieta que le devuelva su más prestosa figura. Pero cabe decir lo que dice el adagio irónico: “Dadme un poco de hambre, que me estoy muriendo de pan”. El problema viene cuando lo que consumimos de tantos modos no responde en nosotros a la verdadera necesidad. No por ello dejamos de tragar lo intragable, por inercia, sin ser siquiera conscientes del chantaje de quienes quieren de tantos modos domesticarnos.
El gran escritor inglés Clive Staple Lewis, ya célebre por sus Crónicas de Narnia, se hizo famoso con su libro Cartas del diablo a su sobrino. En la carta nº 15, el diablo le dice a Orugario, su sobrino, que hay que intentar alejar al hombre de lo eterno y del presente para apartarle de Dios. Entonces, con fina psicología, apostilla: para sacar al hombre del presente y dominarle, hay que distraerle con un futuro tentador, porque sólo el futuro le entretiene y apasiona pensando cosas irreales. Así le dice: «Casi todos los vicios tienen sus raíces en el futuro. La gratitud mira al pasado y el amor al presente; pero el miedo, la avaricia, la lujuria y la ambición miran hacia delante».
No hace falta mucha imaginación para poder tomar en serio esta ficción literaria de este gran escritor que volverá a la fe cristiana tras años de alejamiento, y comprobar cómo vivimos un momento de tanta incertidumbre, de una creciente perplejidad, que nos deja tocados ante el penúltimo sainete con el que nos sorprende este universo mundo. Algunos políticos y sus corrupciones, sus trampas, sus incoherencias, sus mentiras, sus ambiciones…, lamentablemente afean la actitud justa y la conducta honrada de quienes ese noble quehacer lo llevan adelante con honestidad y entrega a la gente. No en vano la política es una expresión de la caridad. Lo recordaba recientemente el Papa Francisco al señalar la frescura que él entreveía en algunos políticos que estaban comenzando su andadura: «Me ha llamado la atención un hecho transversal entre los políticos jóvenes, ya sean de centro, izquierda o derecha. Quizás hablen de los mismos problemas, pero con una nueva música, y eso me gusta, me da esperanza porque la política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad. ¿Por qué? Porque lleva al bien común, y una persona que, pudiendo hacerlo, no se involucra en política por el bien común, es egoísmo; o que use la política para el bien propio, es corrupción».
El día de Corpus Christi es una jornada en la que mirar a Jesús Eucaristía, ejemplo de entrega en un amor que no mide ni regatea, sino que se da hasta el final, para salvarnos de todos los pecados que nos hacen mezquinos, insolidarios, violentos, corruptos, con mente confusa y sucio corazón. Mirándole a Él, aprendemos algo que cada mañana hemos de estrenar: amar a Dios sobre todas las cosas, y amar todo lo que Dios ama, que son sus hijos, nuestros hermanos, especialmente aquellos a cuyo encuentro sale Cáritas.
Si, como decía Lewis en Cartas del diablo a su sobrino, el demonio nos quiere sacar del presente engañándonos con el futuro, esto es el chantaje de lo que promete en su quimera de fantasía, mientras nosotros comprobamos que sus paraísos son tan falsos y tan pobres, que no se corresponden con la exigencia del corazón. Y cuando hemos robado todo lo que robamos, hemos herido todo lo que dejamos sangrando, hemos mentido hasta eclipsar la verdad, comprobamos con dolor y vacío que nos han engañado con vicios futuros que nunca abrazarán nuestra hambre de felicidad.
Publicado en Iglesia de Asturias.
Jesús Sanz Montes es el arzobispo de Oviedo.