No es un reloj, aunque todo esto suena a una cuenta atrás. Al rebufo del estado de alarma, se detectan, tic-tac, muchos tic-tots. Esto es, cada vez más tics totalitarios.
Las reacciones al primer día en que podían salir los niños, tras cuarenta encerrados, han resultado inquietantes. Todavía tendría sentido que los más dotados de espíritu crítico pidiesen más responsabilidad, pero exigen, en realidad, y de muy malos modos, menos libertad. Un detalle menor, pero muy significativo, es, tal y como ha señalado Israel Cabrera, que el Gobierno nos haya puesto un horario a las salidas, de 9 a 9, como en un estado de excepción, cuando eso, además de un tic-tot de manual, es racionalmente contraproducente. Si alguien sale a pasear más temprano o más tarde, tumulto o aglomeración que se evita. No puede explicarlo más que el gusto de mandar por mandar.
No es sólo el Gobierno central. La Junta de Andalucía, por no ir más lejos, acaba de adelantar su plan de desescalada. A partir del 3 de mayo se podrá ir a misa, concede, ¡oh!, graciosamente. ¡Pero ¿cuándo ha estado prohibido?! Juanma Moreno levanta una prohibición que no existía en el Decreto de Alarma (el artículo 11 permite expresamente las celebraciones religiosas con las debidas medidas de seguridad). Han sido algunos obispos los que han decidido cerrar las iglesias de sus diócesis motu proprio, sin que nadie les obligase. Eso hay que reconocérselo a Sánchez: ha sido mucho más tolerante que tantos. Otros obispos no han cerrado, gracias a Dios. ¿Qué chapuza jurídica es esto de levantar una prohibición inexistente? Porque no estarán hablando de retirar el requisito de las lógicas medidas de seguridad, ¿supongo? Hacen este sinsentido, sumando, de paso, una prohibición, que es el signo de los tiempos. Ahora dicen que no podrá darse la comunión. ¿Van a regular también los ritos internos del Ramadán?
Técnicamente es tan burdo que no puede ser fruto más que del tic totalitario que se nos ha instalado en el sistema nervioso-político. Pero quizá el caso de los obispos nos pueda dar una lección. Algunos de ellos suspendieron rápidamente un derecho y ahora se encuentran con que ese derecho se lo administra arbitrariamente el poder político regional. Aprendamos a defender nuestra libertad incluso en los momentos más duros, con responsabilidad, por un lado, pero firmeza, por otro. Das un paso atrás, y te ponen en la cola, al final.
Publicado en Diario de Cádiz.