La perspectiva de género presenta, entre otras cosas, la existencia de una sociedad -la nuestra- patriarcal y machista dedicada a explotar y subyugar a la mujer. Toda la dinámica política y legislativa en España funciona acríticamente bajo este supuesto, que a su vez es necesario para que la perspectiva de género exista. Si tal entelequia se reconociera como la no-realidad que es, la ideología Gender perdería todo sentido.
Al mismo tiempo y en el orden económico sabemos que existe una inexorable relación entre nivel de estudios e ingresos. La reproducción de las clases sociales hoy se realiza ciertamente por la vía de la herencia, pero que necesariamente va ligada hoy al nivel de titulación. Las nuevas elites británicas, el país más clasista de Europa, deben pasar necesariamente por Oxford y Cambridge para proseguir su predominio.
Hace ya algunos años que enuncio, desde que choqué con ello sin buscarlo, en mi trabajo sobre el capital social y el capital humano, con preocupación, la discriminación educativa que de facto sufren los alumnos en el sistema escolar español. Porque necesariamente discriminatorio debe ser algo que dé lugar a tamañas diferencias negativas para los chicos en alumnos repetidores, fracaso y abandono escolar temprano, así como en aquellos que ni estudian ni trabajan. Las cifras comparadas con Europa son alucinantemente peores, pero si observamos su distribución por sexos se constata fácilmente que el hundimiento en los resultados se debe a los chicos, porque el de ellas, sin llegar a la media europea, está muy cerca de ella.
Pero este problema estructural, que sitúa a la enseñanza en una situación de emergencia, nunca ha sido abordado por los políticos, del gobierno y la oposición, y apenas ha merecido atención de los medios de comunicación. Y esto es grave, porque sin reducir las malas cifras de los varones nunca nos acercaremos a la media europea y el sistema continuará generando jóvenes con bajos niveles de formación, pocas y mal pagadas oportunidades de trabajo, habituales de la desocupación, y condenados a unas pensiones paupérrimas. Si estos datos correspondieran a mujeres, solo que fueran un poco peores, serían objeto de atención y de medidas para resolverlo.
Todo esto es un sexismo a la inversa propiciado por esa ideología sectaria que es la perspectiva de género que castiga al varón, a la maternidad y a las viudas, porque no encajan en su idea de cómo debe ser su mundo, poblado de mujeres solas, homosexuales, transexuales, bisexuales, y su última gran aportación, “personas no binarias”, que no son hombres ni mujeres ni todo lo contrario.
Pero la verdad de los hechos aflora siempre, y ahora el último informe de la OCDE alerta sobre la mala situación de los varones en la enseñanza española, a la que describe como feminizada en su profesorado y le atribuye a esta razón la causa del problema. Ahora ya no son unos estudios cuantitativos propios quien denuncian el problema sino la propia OCDE.
Vaya por delante que el concepto de feminización del profesorado no es la causa del desastre. Otros países presentan niveles superiores en este sentido y sus resultados son mucho mejores. La causa está ahí, pero es más ideológica: es la feminización mentalizada guiada por la ideología de género, la que está dañando a nuestros hijos en escuelas, sobre todo -no solo- públicas, y ello posee además una fuerte componente clasista, porque afecta más a las familias con menos ingresos, las que poseen menos recursos culturales, que no pueden compensar con la educación familiar las deficiencias del sistema escolar.
Publicado en Forum Libertas.
Ver también en Forum Libertas, pinchando aquí, el reportaje con los datos y fuentes de este artículo.