Su novela distópica de 2005 sobre la clonación, Nunca me abandones [Never let me go] ganó numerosos premios y Time la seleccionó entre las 100 mejores novelas en inglés entre 1923 y 2005.
La película de 2010 con el mismo nombre fue recibida positivamente por los críticos, pero pinchó en taquilla.
Es cierto que se trata de una novela sombría, aunque narrada con exquisito talento en una delicada prosa… no precisamente el material para alcanzar el número uno en Hollywood.
La historia está narrada por Kathy, una mujer al final de la veintena que cuida a donantes de órganos en su convalecencia. A medida que habla sobre sus días en Hailsham, un internado inglés para chicos y chicas, comenzamos a darnos cuenta de que algo muy extraño sucedía en esa escuela… lo cual inquieta al lector, pero no a Kathy.
Resulta que los niños son clones que son criados para donar órganos a su original. Cuando llegan a veinteañeros, empiezan a donar órganos. No pueden vivir mucho más allá de cuatro operaciones y entonces “completan”, palabra que en la jerga de Halsham significa morir. Extrañamente, los clones aceptan su destino y se dice muy poco sobre el mundo exterior que ha creado el mercado de órganos humanos.
Publicado en BioEdge.
Traducción de Carmelo López-Arias.