Es demasiado frecuente buscar la santidad, buscar la unión con Dios al margen de las circunstancias donde estamos colocados.
Por tu vida de familia, a través de esas circunstancias, por tu vida concreta has de santificarte en las circunstancias y dificultades donde estás.
Casi siempre se nos va la vida esperando otros momentos oportunos.
¡Pero si lo importante es que ahora te santifiques! Ahora es lo único que está a tu disposición. Y si uno lo deja para después, luego encuentra otras cosas y lo deja para después y luego para después…, y nunca llega al presente. Es importantísimo santificarse ahora, en las circunstancias reales en las que vivo, tratando de vivirlas según el agrado de Dios ahora, con los problemas mismos en que me encuentro ahora.
«A través de las circunstancias se santificarán». ¿Cómo?
Primer paso: aceptándolas. No rehuyéndolas, no excusándose, no justificándose respecto de ellas, sino «aceptándolas de la mano del Señor con espíritu de fe». Hay que poner los pies en el suelo, no rehuir esas circunstancias ni añorar otras.
Me vienen de la mano de Dios al menos permisivamente, y yo estoy en esas circunstancias y ahí es donde pongo los pies: acepto. Hay que tener un gesto generoso de aceptar: acepto mi vida, y acepto mi familia y acepto a mi esposa y a mis hijos, y acepto las circunstancias actuales de España; las acepto, no las rehúyo, así como está y con gran objetividad.
-Busco la voluntad de Dios sobre mí ahora.
-En toda esa actuación, manifestar el amor con que Dios ama al mundo, incluso en la relación con las cosas materiales. Hacerlo con amor, con amor misericordioso, ponderando en mí la presencia del amor misericordioso de Dios, de comprensión, de amabilidad, de bondad, sin asperezas ni agresividades.
Tomado del perfil de Facebook del autor.