Estos días varias personas me han dicho lo mismo: “Desengáñate, Pedro, la batalla contra la ideología de género la tenemos perdida”. ¿Es eso verdad?
Personalmente he llegado a la conclusión contraria, tanto por razones de tipo sobrenatural como de tipo natural. Veámoslas.
Mis razones sobrenaturales son muy sencillas. Aunque la batalla entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás continúa, la batalla decisiva se ha librado y ganado con la Pasión, Muerte y Resurrecció0n de Cristo. En Teología se expresa esto cuando se dice: el Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque todavía no ha llegado a su plenitud. Jesucristo nos expresa esto en varios textos, entre los que destaca la promesa a Pedro: “Ahora, yo te digo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará” (Mt 16,18); “y sabed que yo estaré con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20); y aún más claramente en el episodio del Juicio Final de Mt 25,31-46.
Y ahora vayamos a las razones de tipo natural.
Mi primera estancia en Alemania fue en agosto de 1961, y por tanto coincidí con la construcción del Muro de Berlín. Podéis suponer por tanto mi alegría cuando se demolió. Entre los comentarios de aquellos días hubo una frase de un periodista que se me quedó grabada: “El hombre es un animal maravilloso al que le gusta la Libertad”. Pero como nos enseña Jesucristo, al decirnos “la verdad os hará libres” (Jn 8,32), hay una estrecha relación entre Verdad y Libertad, siendo la Verdad el fundamento de la Libertad. Y ése es el error de la ideología de género, el que es una ideología al servicio del error y de la mentira e incluso al servicio del diablo.
Y es que miremos por donde miremos la ideología de género es sólo un conjunto de falsedades. Biológicamente el ser humano, como nos enseñan los libros de Ciencias y de Medicina, es varón o mujer, y es que la Biología no parece muy dispuesta a plegarse a las exigencias de la ideología de género. Pretender que hombres y mujeres somos iguales y que las diferencias se deben a una incorrecta educación sexual, es una gran majadería. Hombres y mujeres somos iguales en dignidad, y en lo demás, en lo que no somos iguales, como en la reproducción, somos complementarios. Los varones y las mujeres somos diversos en muchas cosas, y desde luego es mucho más manipulador oponerse a nuestras tendencias biológicas, que tratar de afianzarlas. La pretensión de algunas personas que han dado a luz de decirnos que no son mujeres es una idiotez mayúscula.
La ideología de género trata de eliminar todas las raíces biológicas de nuestro comportamiento. Entre otras cosas trata de destruir cosas tan profundamente humanas como son el matrimonio, la familia y hasta la maternidad. Si hay un instinto profundamente arraigado en la mujer, ése es la maternidad. Pero la ideología de género intenta destruirlo porque para esa ideología supone sumisión y represión sexual, si bien si alguna mujer, a pesar de todo, desea ser madre, puede hacerlo por medio de relaciones esporádicas, pero sin que ello signifique establecer un lazo de unión con ningún varón. El sentido común más elemental nos recuerda que el niño es el gran perjudicado porque le viene muy bien una familia estable con un padre y una madre que se quieran y le quieran a él y así aprende lo más necesario que necesita aprender: lo que es el amor. Viéndolo en sus padres y recibiéndolo de ellos, aprende de qué se trata y, a su vez, empieza a transmitirlo.
Resulta espeluznante pensar que una ideología tan destructiva haya sido aprobada por la práctica unanimidad de nuestro Congreso y Senado y tenga en apoyo suyo una cada día más amplia legislación. Pero la ideología de género, que lleva consigo también el presunto derecho al aborto, mueve ingentes cantidades de dinero, provenientes en buena parte del erario público. Si a esto añadimos que la ideología de género es, hoy por hoy, lo políticamente correcto y la disciplina de Partido, nos encontramos con la explicación de cómo se pueden aprobar leyes que, estoy seguro, muchos parlamentarios abominan.
Ahora bien, ¿tiene futuro la ideología de género? En este punto recuerdo los refranes: “La mentira tiene las patas cortas”, y “Antes se coge al mentiroso que al cojo”, y sobre todo ese dicho que reza así: “Se puede engañar a uno todas las veces, a muchos muchas veces, pero es imposible engañar a todos todas las veces”.
En este artículo he citado una frase que me gusta mucho: “El hombre es un animal maravilloso al que le gusta la Libertad”; pero creo también se puede escribir esta otra: “El hombre es un animal maravilloso al que le gusta la Verdad”. Estoy convencido que con la ayuda de la gracia de Dios, veremos pronto la derrota de la mentira, del relativismo y de la ideología de género.