Con ocasión del Año Internacional del Vidrio que declaró la ONU en 2022, hablamos en su día de dos científicos católicos españoles que destacaron en ese ámbito. Hoy lo haremos de un lugar donde la ciencia del vidrio, la fe y el arte se dan la mano en Madrid: las magníficas y desconocidas vidrieras de la sede de la Secretaría General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la más importante institución científica española y la mayor -a nivel mundial-  fundada por católicos en pleno siglo XX.

Lo primero que he de decir es que sorprende la ausencia de información sobre este tema en internet. Incluso estudios realizados hasta la fecha de todas las vidrieras de Madrid no las incluyen, siendo como son uno de los escasos ejemplos de confluencia del arte del vidrio con la ciencia, con permiso del Museo Geominero, de las que sí hay noticia.

Las vidrieras artísticas del CSIC se reparten en dos conjuntos importantes. Uno de ellos está en la Iglesia del Espíritu Santo, se trata de vidrieras emplomadas y es de motivos fundamentalmente religiosos.

El otro se encuentra distribuido por diversas estancias del edificio de la Secretaría General, en la madrileña calle de Serrano 117, y son las que se relacionan directamente con la ciencia. Precisamente sobre el grupo de vidrieras religiosas, los miembros del Instituto de Cerámica y Vidrio del CSIC Jacinto Cuesta, Manuel García Heras y María Ángeles Villegas hicieron hace años el estudio científico La intervención de vidrieras históricas como modelo de colaboración empresa-CSIC.

Dentro del edificio de la Secretaría General, donde tiene despacho la presidencia del organismo, hay un bellísimo vestíbulo de entrada que da acceso a diversas dependencias, las escaleras y el salón de actos. Precisamente a la entrada del mismo en el lado derecho se encuentra el primer conjunto de vidrieras artísticas emplomadas, firmadas por la Casa Maumejean (Sociedad Maumejean Hnos. de Vidriera Artística S.L.).

Como figura en su web, Casa Maumejean se remonta a 1860, cuando surge en Francia como taller para la manufractura de vidrieras para iglesias y oratorios. Los talleres abastecieron de vidrieras a un buen número de edificios religiosos, civiles y casas particulares, como la catedral de Bayona o el ayuntamiento de Biarritz. Sus contactos con los círculos madrileños les proporcionaron numerosos encargos y les llevaron a convertirse en vidriero oficial de la Casa Real de Alfonso XII. A partir de aquí José Maumejean, el entonces primogénito de la familia, creó en Madrid, en 1898, un nuevo taller Maumejean, en la calle Abascal 39, casa Watteler, trasladándose posteriormente al Paseo de la Castellana 64, abriendo con posterioridad delegaciones por toda España. La saga destacó como vitralista en numerosas exposiciones internacionales, como la de Madrid en 1894, la de Paris en 1925 y 1937, la de Filadelfia y Pamplona en 1926, la de Milán y Madrid en 1927 o la de Sevilla en 1930, y el CSIC le encargó sus hermosísimas vidrieras.

Estas vidrieras del vestíbulo del salón de actos, como todas las demás, forman parte del Patrimonio CSIC, y son una representación de las Artes Liberales que, por oposición a las artes serviles, hacen referencia a las disciplinas académicas, oficios o profesiones que podían practicar en el mundo clásico las personas libres: Trivium, constituido por la gramática que ayuda a hablar, la dialéctica que ayuda a buscar la verdad y la retórica que colorea las palabras; y Quadrivium, constituido por la aritmética que numera, la geometría que pondera, la astronomía que cultiva los astros y la música que canta. Este esquema docente fue promovido por la Iglesia católica durante le edad Media a lo largo y ancho de este mundo. El conjunto de la vidriera representa a siete figuras femeninas que portan cada una de ellas un elemento alusivo a estos saberes clásicos, presentándose la escena en tres unidades adyacentes. El tríptico mide 158 x 500 cm.

Al vestíbulo del salón de actos lo cubre otra magnífica vidriera que hace de techumbre translúcida. Esta vidriera está formada sobre una armadura metálica, compuesta por 270 piezas de vidriera emplomada formando una cuadricula de vidrio agrisallado para matizar la luz que entra por el lucernario superior.

Adorna el conjunto una cenefa que bordea todo el perímetro del techo. Se trata de una bastidor y red de plomo de medidas 2300 x 700 cm firmada por Vidriera de Arte Espartero (Bilbao). Esta empresa cumplió sus cien años en 2017. Como en la propia web se indica, de la mano de los Hermanos Maumejean, en su fundación confluyeron un capitalista (Delclaux), un artista polifacético (Lertxundi) y un experimentado maestro vidriero (Cañada). Su obra, de más de 6.000 bocetos originales y un conjunto de más de 20.000 obras ejecutadas, está distribuida desde Colombia o la catedral cristiana de Kuwait a toda España (Lugo, Valencia, Palma de Mallorca, Madrid, Burgos, Asturias, Navarra, Córdoba, Cádiz, Albacete, Zamora, etc). La mayor institución científica de España, que tiene su sede central en Madrid, guarda una de sus obras.

 Si decidimos subir a la planta superior de la Secretaría General del CSIC por la escalera, nos encontraremos con el Arbor Scientiae, árbol de la ciencia, del beato Ramón Llull, con el que dicho personaje medieval representaba la unidad del saber, indicando que todas las ciencias estaban relacionadas y que su fin último era el encontrar a Dios. Este es el emblema del CSIC. Estas vidrieras emplomadas de las escaleras también están realizadas por la Casa Maumejean.

Llegando al vestíbulo de la tercera planta nos encontramos con un nuevo tríptico de vidrieras emplomadas  -en este caso no adyacentes- de la Casa Maumejean, de 120x140 cm cada una, que nuevamente representan tres figuras femeninas con objetos relacionados con la ciencia.

La primera por la izqda. según se mira sostiene las Tablas de la Ley, encima de las cuales se representa la Estrella de David, elemento eminentemente religioso que hace referencia a lo que para la fe judeocristiana es el culmen del conocimiento, la Ley de Dios.

La siguiente sostiene pluma y tiene cerca libros, en probable alusión  a las ciencias humanas y sociales, y la tercera tiene a los pies un microscopio y parece sostener un tubo de ensayo, en clara alusión a las ciencias experimentales.

Finalmente la estancia que alberga los retratos de los presidentes que ha ido teniendo el CSIC en sus más de ochenta años de existencia, y justo en el centro, encima de los retratos, cuatro mujeres se sitúan en torno al Arbor Scientiae, sosteniéndolo dos de ellas.

Queda así de manifiesto la relación del vidrio con la ciencia y la fe católica, concretamente en el CSIC, máximo organismo científico de nuestro país, al mismo tiempo que disfrutamos de la relación entre la ciencia y el arte del vidrio en sus magníficas y poco conocidas vidrieras.