En el capítulo 10 del evangelio de San Juan, Jesús se nos presenta como el Buen Pastor, pero precisamente por ello se nos habla de los malos pastores, que son ladrones, bandidos, asesinos, extraños y asalariados cobardes a quienes no les importan las ovejas. Por ello podemos preguntarnos: ¿quiénes son esos malos pastores?
 
Creo que no hay que romperse mucho la cabeza para darse cuenta de que en la actualidad esos malos pastores son todos aquellos que tratan de servir al demonio, imponiéndonos la ideología de género, sea cual sea el campo en el que actúan, aunque éste suele ser, la política, la educación o la medicina. En pocas palabras, quienes ejercen negativamente sus responsabilidades.
 
La diabólica maldad de la ideología de género recorre todos los momentos de la vida humana. Ya antes del nacimiento trata de presentarnos el horrible crimen del aborto (Gaudium et Spes nº 51) como un derecho de la mujer. A los niños pequeños se trata de engañarles diciéndoles que pueden escoger libremente si quieren ser niños o niñas, lo que ha llevado al Papa Francisco a decir. “Enseñar a los niños la ideología de género es una maldad”. Pero además se trata de corromperles, diciéndoles que el fin de la sexualidad es el placer, satisfaciendo sus deseos en cada momento porque los órganos genitales los tienen para usarlos y por ejemplo se les dice que con la masturbación aprenden a conocerse a sí mismos y al propio cuerpo.
 
En esta concepción se intenta llevar la libertad sexual al máximo y no hay ningún criterio discriminante entre lo lícito y lo ilícito, lo normal y lo anormal, siendo, por tanto, permisibles y moralmente iguales todas las relaciones sexuales voluntarias, incluso entre niños y menores, significando el ser responsables tan sólo el tomar precauciones contraceptivas a fin de evitar embarazos no deseados. Los niños, por tanto, pueden tener relaciones sexuales entre ellos e incluso algunos llegan a llamar a la pederastia educación afectivosexual interactiva y libre de tabús.
 
No nos extrañe por ello que para quienes piensen así dé igual ser homo que heterosexual, juntarse por una temporada que casarse con la puerta abierta del divorcio, tener hijos que no tenerlos, aceptarlos que destruirlos antes de que nazcan. Cada uno es dueño absoluto de su vida y cada uno disfruta de su propio cuerpo y del cuerpo del otro, sin necesidad de entrar en una relación seria con la otra persona, y mucho menos de llegar a un compromiso de amor estable.
 
Con esta mentalidad no es difícil llegar a la cópula carnal fuera del matrimonio o fornicación. Está bastante extendida la idea de que no hay nada malo en el contacto fortuito e impersonal si las partes consienten sin reticencias, pero la realidad es que quien se orienta así hacia una vida sexual genital difícilmente podrá llegar a una síntesis válida entre madurez y sexualidad. La fornicación, especialmente perjudicial para los jóvenes, es totalmente rechazable al ser expresión de inmadurez afectiva, tanto más cuanto que el auténtico amor supone madurez y compromiso. La fornicación ha hecho que muchos jóvenes de ambos sexos sean incapaces de contraer matrimonio y fundar una familia.
 
Pero donde realmente la ideología de género riza el rizo es en el mundo adulto. Creo que muy pocas veces en la Historia, si es que ha habido alguna, haya habido alguna ideología que haya intentado cargarse el matrimonio, la familia y la maternidad. El matrimonio y la familia, dice la ideología de género, son dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto instituciones a combatir, siendo el matrimonio la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la mujer. La lucha de clases propia del marxismo pasa a ser ahora lucha de sexos, basándose la relación entre ellos en el conflicto y la lucha.
 
En cuanto a la familia, pensamos nosotros, tiene su origen y fundamento en el matrimonio, porque el matrimonio es la familia más pequeña, pero susceptible de agrandarse por su apertura a la vida. Está fundada sobre el amor que sobrepasa los intereses individuales y mantiene juntos a los seres humanos. Es bueno que los cónyuges sepan disfrutar del amor de su comparte, dándose cuenta de lo que el otro me ha aportado y aporta a mi vida. La familia, fundada sobre el matrimonio contraído libremente, es la más íntima y profunda sociedad natural y desempeña un papel decisivo en la formación y madurez de las personas que la componen y en su desarrollo personal y social. En el origen de la Humanidad está la familia. Supone en sí un proyecto de vida escogido libre y responsablemente, una convivencia estable, una residencia compartida, un reparto del trabajo y de los roles, ayuda mutua, relaciones sexuales exclusivas y abiertas a la procreación y educación de los hijos. La familia es un auténtico patrimonio de la humanidad
 
El instinto maternal es algo innato y natural en la mujer. Ella está hecha para poder acoger al varón y también para poder concebir y tener en sus entrañas a un hijo hasta que llegue el momento que éste pueda nacer y empezar a vivir fuera de su madre, pero todavía por bastante tiempo, bajo su cuidado y protección. La maternidad, ya desde el comienzo mismo, implica una apertura especial hacia la nueva persona. En dicha apertura, esto es, en el concebir y dar a luz el hijo, la mujer se realiza en plenitud a través del don sincero de sí. Combatir la maternidad es una de las mayores aberraciones que puedan darse en este mundo.
 
Creo que es difícil encontrar en este mundo una ideología más perversa y diabólica que la ideología de género. Para defenderla, hay que ser perverso, idiota o ambas cosas.