Tras advertir que "se ha producido un notable aumento de los ataques de palestinos musulmanes contra cristianos en Belén por motivos religiosos", un informe del 21 de noviembre ofrece estos ejemplos:

"Hace poco más de dos semanas, un hombre musulmán fue acusado de acosar a jóvenes cristianas en una iglesia ortodoxa de Beit Sahur, cerca de la ciudad de Belén. Poco después, la iglesia fue atacada por una gran turba de palestinos que lanzaron piedras contra el edificio [NdR: aquí las imágenes] mientras los fieles se acobardaban en el interior. Varios de los congregantes resultaron heridos en el ataque.

»La Autoridad Palestina, responsable de la seguridad en la zona, no hizo nada.

»En octubre, hombres armados no identificados dispararon contra el Hotel Belén, de propiedad cristiana, después de que un vídeo difundido en las redes sociales lo asociara con una exposición que incluía recortables de cartón de una estrella de David y una menorá. (…)

»No se efectuaron detenciones en relación con el tiroteo.

»Quizá la mayor conmoción para la comunidad se produjo en abril, cuando el pastor evangélico palestino Johnny Shahwan fue detenido por las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, acusado de «promover la normalización» con Israel. (…)

»En enero, un numeroso grupo de hombres enmascarados que portaban palos y barras de hierro atacaron a los hermanos cristianos Daud y Daher Nasar en su granja cercana a Belén. Los tribunales palestinos han estado trabajando para confiscar la granja, propiedad de la familia desde el Imperio Otomano".

La persecución de los cristianos palestinos es, de hecho, un problema de larga data, según el rabino Pesach Wolicki, director del Center for Jewish-Christian Understanding and Cooperation (Centro para el Entendimiento y la Cooperación Judeo-Cristiana): "Por desgracia, estos ataques recientes contra las iglesias no son novedosos. Los cristianos llevan siendo atacados en Belén desde muchos, muchos años. Ha habido atentados. Los ataques físicos contra los cristianos son casi constantes. Se producen con regularidad desde que la Autoridad Palestina asumió el poder".

Según Kamal Tarazi, un cristiano que huyó de la Franja de Gaza, controlada por Hamás, en 2007, "en el momento en que se [Hamas] tomó el control (…) empezaron a perseguirnos, a arruinar nuestras iglesias y a obligar a los cristianos a convertirse al islam". Antes de huir, Tarazi intentó resistirse a la toma del poder por los islamistas y pidió a musulmanes y cristianos que se unieran contra Hamás. Como resultado, "me encarcelaron varias veces", dijo. "¿Sabes lo que es una prisión de Hamás? Es pura tortura". [NdR: el autor incluye un enlace a esta noticia, inaccesible desde España a consecuencia de la censura impuesta a los medios rusos https://sputniknews.com/20191216/the-exodus-christians-fleeing-gaza-fearing-persecution-1077586118.html].

Las cifras confirman que los cristianos que viven bajo la Autoridad Palestina (AP) sufren malos tratos continuos que no sufren los musulmanes. En 1947, los cristianos constituían el 85% de la población de Belén, antiguo bastión cristiano. En 2016, los cristianos eran solo el 16% de la población.

"En una sociedad donde los cristianos árabes no tienen voz ni protección, no es de extrañar que se marchen", señaló Justus Reid Weiner, abogado conocedor de la región.

La persecución sistemática de los árabes cristianos que viven en zonas palestinas está siendo recibida con un silencio casi total por parte de la comunidad internacional, los activistas de derechos humanos, los medios de comunicación y las ONG.

Los medios de comunicación internacionales nunca informan de los incidentes de persecución. Hablando bajo condición de anonimato, un árabe cristiano residente en Belén subrayó que ninguno de los casos más recientes enumerados anteriormente habían sido denunciados, ni siquiera dentro del propio Israel; antes de añadir: "Se ha de escuchar esto, a fin de educar al mundo judío y al mundo cristiano sobre la situación en Belén. Constantemente se producen incidentes, entre vecinos, transeúntes o incluso entre organizaciones e iglesias. La mayoría de las veces, se trata casos en los la comunidad musulmana se impone a la minoría, la comunidad cristiana".

¿Por qué la persecución de los cristianos en Belén y otras zonas controladas por la AP no se denuncia, o se denuncia muy poco? Ciertamente, no es porque sufran menos persecución que sus correligionarios en todo el mundo musulmán, donde se produce la mayor parte de la persecución mundial contra los cristianos.

"Los ataques de musulmanes a cristianos suelen ser ignorados por la comunidad internacional y los medios de comunicación, que parecen pronunciarse sólo cuando encuentran una forma de culpar a Israel", escribió el periodista musulmán Jaled Abu Toameh: "Otra situación inquietante es que los dirigentes de la comunidad cristiana de la Margen Occidental se resisten a responsabilizar de los atentados a la Autoridad Palestina y a sus vecinos musulmanes. Temen las represalias y prefieren seguir la línea oficial de responsabilizar a Israel de la miseria de la minoría cristiana".

Open Doors (Puertas Abiertas), organización de derechos humanos que hace un seguimiento de la persecución anticristiana, informa de que los cristianos palestinos sufren un "alto" nivel de persecución: "Los que se convierten al cristianismo desde el islam sufren la peor persecución, y les resulta difícil participar con seguridad en las iglesias existentes. En la Margen Occidental están amenazados y sometidos a una gran presión; en Gaza, su situación es tan peligrosa que viven su fe cristiana en el más absoluto secreto. (…) La influencia de la ideología islámica radical va en aumento, y las iglesias históricas tienen que ser diplomáticas en su acercamiento a los musulmanes".

La singular situación de los cristianos palestinos –que viven en un escenario políticamente controvertido donde la "imagen pública" y, por tanto, la opinión lo es todo– explica también la falta de exposición. Un informe [de 2019] del Dr. Edy Cohen documenta más casos de persecución de cristianos. Todos ocurrieron consecutivamente, justo antes de la publicación del informe, y de ninguno de ellos informaron los llamados "medios de comunicación de referencia":

"25 de abril: «Los residentes aterrorizados del pueblo cristiano de Yifna, cerca de Ramala, fueron atacados por pistoleros musulmanes después de que una mujer del lugar denunciara a la Policía que el hijo de un destacado dirigente de Fatah había atacado a su familia. En respuesta, docenas de pistoleros de Fatah llegaron al pueblo, hicieron cientos de disparos al aire, lanzaron cócteles molotov mientras gritaban maldiciones y causaron graves daños a la propiedad pública. Fue un milagro que no hubiera muertos ni heridos».

»13 de mayo: «Unos vándalos irrumpieron en una iglesia de la comunidad maronita en el centro de Belén, la profanaron y robaron costosos equipos (…), incluidas las cámaras de seguridad (…)». Es la sexta vez que la iglesia maronita de Belén es objeto de actos vandálicos y robos, incluido un incendio provocado en 2015 que causó daños considerables y obligó a cerrar el templo durante bastante tiempo».

»16 de mayo: «Le tocó el turno a la iglesia anglicana del pueblo de Abud, al oeste de Ramala. Los vándalos cortaron la valla, rompieron las ventanas e irrumpieron en el templo. Lo profanaron, buscaron objetos de valor y robaron gran cantidad de material»".

Estos ataques, que se produjeron en el transcurso de tres semanas, se ajustan al mismo patrón de abusos que sufren habitualmente los cristianos en otras regiones de mayoría musulmana. La profanación y el saqueo de iglesias son frecuentes, como los levantamientos de turbas musulmanas contra las minorías cristianas –que tienden a ser tratadas como dhimmíes o ciudadanos de segunda bajo la férula islámica, y que supuestamente deberían estar agradecidas de recibir algún tipo de tolerancia–. Cuando se atreven a defender sus derechos, como ocurrió el 25 de abril, "los vándalos de Yifna pidieron a los residentes [cristianos] que pagaran la yizia, un impuesto individual que a lo largo de la historia se ha cobrado a las minorías no musulmanas bajo el dominio islámico. Las víctimas más recientes de la yizia fueron las comunidades cristianas de Irak y Siria bajo el dominio del ISIS".

Peor aún, como suele ocurrir cuando las minorías cristianas son atacadas en naciones de mayoría musulmana, "a pesar de los gritos de auxilio de los habitantes [de Yifna], la policía de la AP no intervino durante las horas de caos. No han detenido a ningún sospechoso". Del mismo modo, en los dos ataques a iglesias "no se detuvo a ningún sospechoso".

Aunque los cristianos palestinos sufren los mismos patrones de persecución que sus correligionarios de otras naciones musulmanas, incluidos ataques a iglesias, secuestros y conversiones forzadas, la persecución de los cristianos palestinos "no ha recibido ninguna cobertura en los medios de comunicación palestinos". De hecho, prosigue Cohen, "en muchos casos se impuso una orden de silencio total": "Lo único que le interesa a la AP es que hechos de este tipo no se filtren a los medios de comunicación. Al Fatah ejerce regularmente fuertes presiones sobre los cristianos para que no denuncien los actos de violencia y vandalismo de los que son víctimas frecuentes, ya que esa publicidad podría dañar la imagen de la AP como actor capaz de proteger la vida y los bienes de la minoría cristiana bajo su gobierno. Menos aún quiere la AP que se la represente como una entidad radical que persigue a las minorías religiosas. Esa imagen podría repercutir negativamente en la masiva ayuda internacional, y sobre todo europea, que recibe".

El pan de cada día de la AP y sus partidarios, sobre todo en los medios de comunicación, es presentar a los palestinos en general como víctimas de la injusta agresión y discriminación de Israel. Esta narrativa se pondría en peligro si la comunidad internacional se enterara de que son los musulmanes palestinos quienes persiguen a sus compatriotas cristianos, únicamente por motivos religiosos. Puede resultar difícil sentir simpatía por un pueblo supuestamente oprimido cuando uno se da cuenta de que es él mismo quien oprime a las minorías de su entorno, y no por otra razón que el fanatismo religioso.

Como son tan sensibles a esta posible dificultad, "los funcionarios de la Autoridad Palestina presionan a los cristianos locales para que no denuncien estos incidentes, que amenazan con desenmascarar a la Autoridad Palestina como otro régimen más de Oriente Próximo comprometido con una ideología islámica radical", concluye Cohen.

Algunos cristianos palestinos son cómplices. Mitri Rehab, académico palestino y clérigo luterano residente en Belén, insiste en su reciente libro, The Politics of Persecution (La política de la persecución), en que cualquier persecución que puedan sufrir los cristianos en Oriente Próximo no tiene nada que ver con el islam y todo con las acciones occidentales o israelíes. En su intento de echar la culpa a todo lo demás, ofrece incluso una sección sobre "el cambio climático [que] pasará factura a la comunidad cristiana".

Por último, la AP no se limita a suprimir las noticias sobre la persecución de los cristianos, sino que publicita activamente una imagen falsa. A pesar de la rápida disminución del número de cristianos en Belén, "el hecho de que la AP siga asegurándose de que haya un alcalde cristiano en Belén es sólo un trampantojo", afirma el rabino Wolicki.

Es una farsa para convencer al mundo de que Belén, la cuna del cristianismo, sigue siendo una ciudad cristiana. No es cristiana. Es musulmana en todos los sentidos.

En esta Navidad, es importante recordar que, debido a una persecución continua pero silenciada, el cristianismo está a punto de desaparecer en el lugar de su nacimiento, Belén, escenario de la Natividad. Es un silencio que confiere a la canción navideña Noche de paz un significado ominoso. "La persecución", afirma el informe más reciente, "amenaza la existencia de la comunidad cristiana más antigua del mundo".

Publicado en El Medio.