Dicho esto, en España se han publicado la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, y la Ley Orgánica 11/2015, de 21 de septiembre, que es tan solo una modificación mínima en un punto concreto, de la Ley anterior.
Hablar de salud sexual y reproductiva significa hablar de ideología de género. En esta Ley podemos leer lo siguiente: “Artículo 5. Objetivos de la actuación de los poderes públicos. 1. Los poderes públicos en el desarrollo de sus políticas sanitarias, educativas y sociales garantizarán: a) la información y la educación afectivosexual y reproductiva en los contenidos formales del sistema educativo. b) El acceso universal a los servicios y programas de salud sexual y reproductiva… e) La educación sanitaria integral y con perspectiva de género sobre salud sexual y salud reproductiva”... “Artículo 8. La formación de profesionales de la salud se abordará con perspectiva de género”.
Esta Ley contó en 2015 con el voto a favor de todos los grupos políticos. Los pocos que no le dieron su voto afirmativo, fueron borrados de las listas en las elecciones siguientes.
Por su parte la mayor parte de las comunidades autónomas han publicado leyes a favor de la ideología de género. Por su repercusión tomo como referencia la ley madrileña, es decir la Ley 3/2016, de 22 de julio de protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual en la Comunidad de Madrid, publicada el 10 de agosto de 2016. Aprobada por unanimidad, menos dos del PP que se ausentaron por fidelidad a su conciencia.
Y sobre el famoso autobús de Hazte Oír muchos Ayuntamientos, entre ellos el mío de Logroño, que lo ha declarado por unanimidad autobús no grato, ya que el autobús llevaba este lema pernicioso: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen”. Por cierto, lo que dice el autobús me suena haberlo leído en alguna otra parte, como libros de Ciencias y de Medicina, y en el Génesis: “Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios y les dijo: ‘Procread y multiplicaos’” (Gén 1,27-28). Y es que saben más que Dios esos grandes demócratas de Podemos, de quienes partió la iniciativa y a quienes por cierto me gustaría ver condenar con la misma energía el terrorismo. Pero no está al alcance de todos no ser políticamente correcto, ni defender la libertad de expresión de los cristianos. Lo curioso es que, por ejemplo, atentar contra los valores cristianos se considera libertad de expresión, pero discrepar de los postulados de los de LGTBSCTUGFSS es difundir mensajes de odio.
Lo más divertido de estas leyes es su absoluta falta de sentido común. Nuestros políticos se creen que porque tienen el poder político, las Ciencias, y especialmente la Medicina, les están supeditadas. Su concepción de la sexualidad es la ideología de género. ¿Pero qué es para ellos la ideología de género? Según esta ideología no existen diferencias sexuales por naturaleza, ni límites morales, legales e incluso corporales, sino que el género está desconectado del sexo, y uno es hombre o mujer, si piensa que es así. No son los órganos reproductores los que deciden si soy varón o mujer, sino lo que yo y mi cerebro deciden. En consecuencia puedo pasar de varón a mujer y viceversa, cuantas veces lo estime necesario. ¿Que ello puede suponer la destrucción de la familia? Pues mejor, porque ese es precisamente uno de los objetivos a conseguir, pues hay que liberar a la mujer de las ataduras de la naturaleza y de las funciones asociadas a ella, como la maternidad y el hogar.
La mejor manera de combatir esta ideología es dejarla en ridículo, como hizo en el mes de junio del 2016 en el Parlamento regional de Brandeburgo el diputado Steffen Königer, que cuando se discutía la Ley de Ideología de Género en su Parlamento, empezó así su intervención: "Estimadas damas y caballeros, estimados homosexuales, lesbianas, andróginos, pansexuales, género fluido, asexuales, intersexuales, mujeres XY, hermafroditas, bigéneros, sin género, pangéneros, transgéneros, gendervariables, genderqueer, otros géneros" y así hasta sesenta, aunque luego declaró a los periodistas que podía haber llegado hasta cien.
Pero no terminan aquí los conocimientos médicos de nuestros gloriosos políticos. La Ley que hemos citado de la Comunidad de Madrid dice:
"Artículo 70. Son infracciones muy graves: c) La promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias. Artículo 72.- Sanciones. 3.- Las infracciones muy graves serán sancionadas con multa de 20.001 hasta 45.000 euros”.
En pocas palabras, si un médico intenta ayudar a un paciente que le pide ayuda para salir de la homosexualidad, y recordemos que cada día hay más personas en el mundo y en España que lo están consiguiendo, le cae un multazo que lo deja doblado. Al médico se le impide el libre ejercicio de su profesión, porque la ideología es más importante que la realidad. Un amigo mío, médico en Madrid, me contaba que hablando con sus colegas, no le podían creer, por lo que la discusión terminaba pidiéndoles su email y mandándoles la Ley.
Afortunadamente, cada vez hay más médicos y científicos en todo el mundo que se rebelan contra las idioteces de la ideología de género. En nuestro propio país, ¿han oído Vds. hablar del Manifiesto de Madrid?