Tras llamar gentuza a quienes van a misa el concejal de Podemos Carlos Sánchez Mato se denomina a sí mismo cristiano de base para neutralizar la crítica. Habrá que aclarar que en la jerga de la izquierda cristiano de base no es el jubilado que pasa el cepillo, sino el creyente que desdeña a la curia. En la definición hay pues menos humildad que soberbia, la de quien se cree la sal de la tierra. Y menos fe que ideología, la de quien considera que el escalafón contradice el mensaje igualitario del catolicismo. Huelga decir que si esto fuera así Jesús no habría escogido a los doce.

El concejal justifica su exabrupto por la publicación en ABC de un reportaje en el que personajes famosos admiten que escuchan la palabra de Dios. No presumen de ahorcar al homosexual ni de esclavizar al obrero, sino de asistir a la eucaristía. Si por tan poca cosa les llama gentuza, imagino que para este hombre quien bendice la mesa merece acostarse sin cenar y quien se santigua merece crucifixión sin juicio previo. De lo que se deduce que no es aconsejable nombrarle padrino de boda, no sea que en vez de lanzarle puñados de arroz a los novios emplee los paquetes de SOS contra la feligresía.

Sánchez Mato dice que el Jesús en el que creen los entrevistados apedrearía a una adúltera, pero, que se sepa, la lapidación por esta causa está más relacionada con países islámicos, a su vez relacionados con Podemos, que con Bertín, a su vez relacionado con el PP. Por no hablar de que quien ha mostrado intención de azotar a una señora es Pablo Iglesias, ese feminista atípico que propone que el hombre ponga el látigo y la mujer la espalda. Detrás del criterio del concejal está una idea preconcebida en la que no estoy dispuesto a caer. A mí no se me ocurre decir que el Jesús en el que cree Sánchez Mato propondría al monaguillo que aprovechara los ejercicios espirituales del obispo para ocupar su puesto so pretexto de que los últimos serán los primeros.

Publicado en el blog del autor en ReL: Soy católico, ¿pasa algo?