Queridos hijos y hermanos:
 
En conversaciones con periodistas o con grupos distintos he tenido que responder alguna vez a las preguntas: ¿Qué día ha sido el más feliz de su estancia en Canarias? Y he respondido con muchas fechas. Y ¿qué día ha sido el más triste? Hasta ahora respondía: el día del accidente en Barajas del avión que partía hacia Gran Canaria. A partir de hoy diré que estoy viviendo ahora el día más triste de mi estancia en Canarias. Ha triunfado la frivolidad blasfema en la gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Triunfado en los votos, y triunfado en los aplausos de una muchedumbre enardecida.
 
Hace un tiempo, sobre el talud que se encuentra encima de la entrada norte del túnel Luengo alguien escribió con letras enormes: Nada es verdad. Todo vale. Pocos días después, otra persona, o quizás el mismo, añadió encima de lo escrito, y con letras del mismo enorme tamaño: Sin Dios. Parecía indicar el principio de la convivencia ciudadana de nuestra capital, pues ese túnel con su forma de arco es realmente el acceso a la ciudad desde el norte de la isla. Creo que precisamente por eso, pocos meses después todo fue borrado, quedando todavía la señal de la pintura superpuesta. Sin Dios, nada es verdad. Todo vale.
 
Lo he recordado con profunda tristeza y con sentido dolor al ver esta mañana la grabación que me han hecho llegar de la gala. Mi pueblo, miles de personas, coreaban, aplaudían y votaban con los teléfonos. He recordado como en superpuesto los miles y miles de personas que acompañaron la imagen de nuestra Patrona la Virgen del Pino en su bajada y estancia en la ciudad y en la subida a su santuario. Y las procesiones del Santo Cristo de Telde en las que he participado acompañando la imagen del Crucificado y a muchísimos fieles. Y han seguido pasando por mi memoria las procesiones de la Virgen del Carmen y de la Virgen de la Luz de la Isleta, de la Virgen de los Dolores de Schamann, todas ellas proclamadas fiestas de la ciudad en plenos solemnes del Ayuntamiento. Y la imagen del Cristo de la Vera Cruz de San Agustín, patrono de la Ciudad, procesionando en la Magna el Viernes Santo. Y se me han llenado los ojos de lágrimas.
 
Lo primero que ha brotado de mi corazón ha sido pedir perdón a nuestro Salvador y a su bendita Madre, también nuestra. Perdona a mi pueblo, Señor. Perdona a tus hijos, Madre. Perdóname a mí, que debo responder por ellos ante ti. Perdona a tantos como formando parte de la comunidad cristiana no damos el debido testimonio.
 
También me he preguntado si no hay límites para la libertad de expresión, si todo vale en las manifestaciones festivas porque nada es verdad, si no hay recursos para cortar la frivolidad blasfema que ofende a muchos ciudadanos. Tenemos mucho que pensar.
 
Deseo invitar a cuantos lo deseen a participaren la Eucaristía que celebraremos para dar gracias a Dios por nuestro Salvador y por nuestra Madre; pedir perdón porque el testimonio de nuestras vidas creyentes no es lo suficientemente vigoroso y coherente en la convivencia social; y para pedir fuerza para que la Misericordia que Padre Dios nos manifestó y nos dio con su Hijo Jesús sea siempre la señal de nuestro actuar privado y público.

Celebraremos esta Eucaristía en la Santa Iglesia Catedral el próximo día 3 de marzo, viernes, primero de Cuaresma, a las 7.30 de la tarde. Os esperamos.

Monseñor Francisco Cases es el obispo de Canarias.