Ya han transcurrido dos años aproximadamente desde que Fidequiz. El Juego de los Amigos de Jesús o conocido también como el Trivial de la Catequesis saliera al mercado. Muchas eran las expectativas puestas tanto como autor, por entonces catequista de la parroquia de San Alonso de Orozco de Talavera de la Reina (Toledo), como por la Editorial PPC del prestigioso Grupo SM.
Las expectativas se vieron superadas con creces, especialmente durante la campaña navideña, ya que Fidequiz fue altamente demandado y alcanzó el éxito en todo el territorio nacional, de norte a sur y de este a oeste. A pocos meses de su lanzamiento, en marzo de 2019 ya era patente la necesidad de publicar una 2ª Edición, que finalmente ha sido lanzada al mercado hace pocos días con una tirada casi del doble de la anterior, por la tan gran acogida que había tenido y sigue teniendo dos años después el juego de mesa catequético. Y es que multitud de catequistas, profesores de Religión, colegios religiosos y familias de toda España, al conocer la existencia de Fidequiz, han ido adquiriendo este desde el lanzamiento hasta el momento actual, para sí mismos o para regalarlo, por ejemplo, con motivo de Primeras Comuniones o Confirmaciones.
Como autor, durante el proceso creativo del juego y, antes de decidirme a publicarlo, me hice la pregunta, que quizá sea la posible clave del éxito de Fidequiz: "¿Tiene sentido crear y publicar un juego de mesa en plena era de las Nuevas Tecnologías y de lo virtual?"
Si nos tomamos un momento de reflexión sobre esta cuestión quizá podamos llegar a la conclusión de que siguen existiendo en nuestro mundo actual variables o paradigmas cuya existencia es prolongada en el tiempo y que no solo siguen siendo válidos sino que también pueden seguir siendo fundamentales en nuestra sociedad, que nos dan identidad como seres humanos, por mucho que hayan podido verse amenazados por corrientes de pensamiento o modas pasajeras que parece que los han puesto en riesgo de desaparecer.
Fidequiz puede ser una materialización y un instrumento para todo aquello que siempre ha estado ahí y de lo que aún necesitamos, desde un sistema de valores que nos rigen e identifican como sociedad hasta la búsqueda de lo trascendente, pasando por la importancia de interactuar socialmente con los demás. Y por supuesto, sin negar el gran valor y aporte que pueden darnos las Nuevas Tecnologías y el continuo avance científico técnico respecto al ocio y tiempo libre y la difusión del conocimiento, sí que es cierto que un juego de mesa proporciona mucho de lo que muchas tecnologías no pueden aún aportarnos: pasar un rato de entretenimiento junto a otros interactuando con los demás mientras aprendemos, en una sociedad que quizá este avanzando mucho hacia el individualismo.
Todo esto, finalmente, me motivó a crear y publicar un juego de mesa como Fidequiz en pleno siglo XXI, y parece que la aceptación que ha tenido y seguirá teniendo han corroborado que no era un planteamiento obsoleto o sin ningún sentido.