En 1991 los obispos italianos publicaron un Directorio de Pastoral Social titulado Evangelizar lo social. Monseñor Giampaolo Crepaldi, que editó el documento en su momento como director de la oficina nacional de la conferencia episcopal italiana para los problemas sociales y el trabajo, recordó su contenido y consideró su evolución en su libro-entrevista La Iglesia italiana y el futuro de la pastoral social. Un directorio es un documento con el que el magisterio dice lo que hay que hacer y quién debe hacerlo. En aquella época se consideraba que la doctrina social de la Iglesia pertenecía a la misión misma de la Iglesia y, por tanto, todos los ministerios eclesiales estaban implicados en ella con su naturaleza específica; de ahí la necesidad de un directorio.
“Evangelizar lo social” fue una expresión recurrente en los años 90. Expresaba la visión de Juan Pablo II sobre la doctrina social de la Iglesia, que ya había expresado como arzobispo de Cracovia en una larga entrevista concedida a Vittorio Possenti y publicada varias veces en los años siguientes. Esta visión fue luego desarrollada con la solemnidad del magisterio papal en sus tres grandes encíclicas sociales. La expresión tenía un significado “misionero” y estaba vinculada a otra noción muy utilizada en esa época: la "nueva evangelización”. El adjetivo “nueva” tenía el significado de “reevangelización”: había que reevangelizar la sociedad porque ya no estaba evangelizada, es decir, porque Cristo ya no tenía un lugar en la plaza pública, un concepto retomado y desarrollado por Benedicto XVI, que siempre ha impulsado la creación de un lugar para Dios en la esfera pública.
En la Iglesia actual ya no existe la noción de “evangelizar lo social”. Lo único que se puede decir todavía en la Iglesia es “humanizar” lo social, pero la idea de que el anuncio de Cristo debe formar parte de la acción social de los católicos ya no es evidente; es más, está definitivamente olvidada o incluso cuestionada. También las Semanas Sociales, como la que se ha celebrado en Taranto hace unos días, hablan de energía y medioambiente, pero no de Cristo. Y si analizamos los discursos de Francisco, es más que evidente.
Las razones de este “cambio de paradigma” son muchas y ya estaban activas cuando Juan Pablo II hablaba de “nueva evangelización”; de hecho, sobre ellas se basaban los teólogos y obispos para cuestionar esa línea de acción. Indiquemos algunas de ellas.
-La noción de “nueva evangelización” necesita una concepción metafísica -como entre la forma y la materia o el alma y el cuerpo-, de la relación entre la Iglesia, que evangeliza, y el mundo, que es evangelizado. No basta con una concepción meramente existencial e histórica, porque en este caso la Iglesia tendría que contentarse con “acompañar” al mundo y no salvarlo. Actualmente se rechaza esa concepción metafísica.
-La noción de “nueva evangelización” exige que toda la vida social pueda ser evangelizada, incluida la presencia social de otras religiones. Esto implica que la religión católica se entiende como verdadera y única, como “verdaderamente única” y “únicamente verdadera”. Pero actualmente esto ya no es así.
-La noción de “nueva evangelización” debe extenderse, no solo a las conciencias de las personas “evangelizadas”, sino también a las estructuras sociales, económicas, jurídicas y políticas. Pero hoy esto se rechaza porque se considera una forma de fundamentalismo. Sin embargo, si falta este aspecto, la Iglesia se convierte en una agencia de animación social y el lugar de Dios en la esfera pública no está plenamente garantizado, sino solo en las conciencias: este fue el error del personalismo cristiano de Maritain y otros.
-La noción de “nueva evangelización” debe restablecer la relación entre la razón (política) y la fe (católica) en su justa medida de modo que de ello no derive una forma de teocracia, sino que se distingan los niveles en su conexión fundamental y en la primacía de la fe sobre la razón. Benedicto XVI comenzó este trabajo, que luego fue interrumpido. De esta manera, para evitar el fundamentalismo y la teocracia, se cae en el laicismo y el secularismo.
Me he detenido brevemente en cuatro elementos que faltan hoy y que impiden retomar los conceptos de “evangelización de lo social” y “nueva evangelización”. Hay otros. No obstante, con solo estos cuatro elementos se comprende que estamos ante un verdadero “nuevo paradigma” que sustituye el “evangelizar” con el “humanizar” sin, por ello, conseguir nada. Porque sin Cristo el hombre también está perdido y de la “humanización” se pasa fácilmente a la “descristianización”.
Publicado por el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia.