Javier Martínez Torrón es Doctor en Derecho Canónico, Director del Seminario de Profesores de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid, vocal de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia y miembro del Consejo Asesor en materia de libertad de religión y de creencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Todo un experto, pues, en las relaciones Iglesia-Estado. Recientemente afirmó, refiriéndose al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que este Tribunal se inclinaba por dar carta de naturaleza a una doctrina «demasiado tributaria de una concepción que entiende la laicidad no como neutralidad del Estado ante el hecho religioso o ideológico, sino como ausencia de visibilidad de la religión, es decir, como una situación artificial que garantiza entornos libres de religión pero no, sin embargo, libres de otras ideas no religiosas de impacto ético equiparable».
Ya se ve que Martínez Torrón emplea un eufemismo: «Ideas no religiosas de impacto ético equiparable». Lo mismo que el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, cuyo artículo I-52 relativo al Estatuto de las iglesias y de las organizaciones no confesionales preceptúa que «la Unión respetará y no prejuzgará el estatuto reconocido en los Estados miembros, en virtud del Derecho interno, a las iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas. La Unión respetará asimismo el estatuto reconocido, en virtud del Derecho interno, a las organizaciones filosóficas y no confesionales». El precepto finaliza así: «Reconociendo su identidad y su aportación específica, la Unión mantendrá un diálogo abierto, transparente y regular con dichas iglesias y organizaciones».
Tanto la expresión «ideas no religiosas de impacto ético equiparable» como la referida a «organizaciones filosóficas y no confesionales» apuntan, sin duda, al pensamiento masónico y a las logias de la masonería, promovido todo ello en los últimos años desde las propias instituciones comunitarias. Durante una visita ad limina de obispos españoles a la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI recomendó encarecidamente a nuestros prelados que se hicieran presentes en los medios de comunicación, preferentemente, en la prensa escrita, a fin de responder a la fuerza de la logia de Estrasburgo, llegando el Santo Padre a repetir por tres veces dicha expresión. Tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la retirada del crucifico de las escuelas italianas, ya se sabe dónde se ubica la logia a la que se refería el Papa.