Todos somos personas, pero nuestra personalidad tenemos que hacerla, construirla día a día integrando en nosotros una serie de valores positivos. Y para ello necesitamos pensar y desarrollar nuestro sentido crítico, teniendo algo en la cabeza, porque la inteligencia es la capacidad de relacionar, y quien tiene la cabeza vacía no puede hacerlo. Además tenemos que formarnos para nuestro futuro, que es lo que nos va a permitir ganarnos la vida, pero hemos de enfocar nuestro futuro trabajo no sólo como lo que nos va a producir dinero, sino como lo que nos permite servir a los demás.
Ha habido en Educación una serie de errores, siguiendo los principios de Rousseau (ese educador que abandonó a sus hijos y del que Voltaire dijo: “Jamás se ha empleado tanta inteligencia en convencernos en que debemos volver a andar a cuatro patas”), que han logrado destrozar la enseñanza, transformando los centros escolares en garajes para niños y adolescentes, con ideas como el que los alumnos siempre tienen de por sí ganas de estudiar, y si no lo hacen así, es porque la culpa es del profesor. Se ha combatido el trabajo y el esfuerzo, tratando de nivelar a los alumnos por los más flojos y no por los mejores, cuando es evidente que si quieres aprender tienes que esforzarte y que el estudio supone fuerza de voluntad.
Pero los fallos en Educación pueden ser no sólo en los métodos de enseñanza (con un adoctrinamiento que incumple el mandato constitucional en su artículo 27-3 y la Declaración de Derechos Humanos en su artículo 26-3, que reconocen el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones), sino también en qué se enseña, como sucede cuando lo que se pretende es enseñar la ideología de género.
Las leyes sobre ideología de género han sido aprobadas por las diversas comunidades autónomas. Por su transcendencia, la más conocida es la de la Comunidad de Madrid, titulada “Ley de Protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual”, que muchos conocemos por Ley Cifuentes. Fue aprobada por unanimidad, salvo dos diputados que se ausentaron. Ahora bien, ¿qué dice esta ley con respecto a la educación afectivo-sexual? He aquí algunas de sus afirmaciones:
“Art. 29-2.- Sin perjuicio de lo establecido en la normativa estatal aplicable, la Comunidad de Madrid elaborará una Estrategia integral de educación y diversidad sexual e identidad o expresión de género. Las medidas previstas en este plan se aplicarán en todos los niveles y etapas formativas y serán de obligado cumplimiento para todos los centros educativos…
»Art. 31.- Planes y contenidos educativos. 1.- La Comunidad de Madrid, en el ámbito de sus competencias, adoptará las medidas necesarias para evitar y, en su caso, eliminar, contenidos educativos que impliquen discriminación o violencia física o psicológica o puedan inducir a la comisión de delitos de odio basados en la diversidad sexual y de género... 9.- Dentro de los contenidos educativos de libre asignación de la Comunidad de Madrid se garantizará que todos los alumnos madrileños reciban la formación que promueva los valores constitucionales de convivencia, respeto e igualdad hacia el colectivo LGTBI, una aproximación hacia los distintos modelos de familia y se explique la realidad de las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género.
»Art. 32.- Inclusión de la realidad LGTBI en los planes de estudio. La Consejería competente en materia de educación incorporará la realidad lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual en los contenidos transversales de formación de todo el alumnado de Madrid en aquellas materias en que sea procedente. Revisará los contenidos de información, divulgación y formación que ya existan en los distintos niveles de enseñanza y en otros ámbitos formativos, para lo que dará audiencia a las asociaciones, organizaciones y colectivos LGTBI”.
Con la ideología de género se pretende rechazar el sexo biológico como patrón diferenciador y que el binomio hombre-mujer es sólo una convención social y cultural, pues se sustituye con la libre elección de sexo y género. No se admite el derecho a la vida del feto ni al fin de la vida con la eutanasia, ni el de los padres a educar a sus hijos, ni la libertad de enseñanza, y se promueve la corrupción de menores, la fornicación, el matrimonio homosexual, admitiéndose toda clase de familias, incluso aberrantes, llegándose a decir por la Secretaria de Estado de Igualdad que la familia natural ha sido superada en España por la vía de hecho.
Por lo que se puede decir tranquilamente que lo que se pretende enseñar es todo lo contrario a la moral católica, por lo que es la moral del diablo, como así ha sido considerada y condenada por los últimos Papas: San Juan Pablo II (Veritatis Splendor 46), Benedicto XVI (discurso a la Curia Romana del 21 de diciembre de 2012) y Francisco (Laudato si' 155 y exhortación apostólica Amoris Laetitia 53, 56, 153, 155, 251, 285, 286).
El Colegio Juan Pablo II de Alcorcón se negó a enseñar ideología de género, por lo que tuvo un pleito con la Comunidad de Madrid, que ganó, incluidas las costas. La inconstitucionalidad de muchas de estas leyes es clara, aunque el Tribunal Constitucional no se pronuncie.