Me voy a referir a tres problemas de los jóvenes en nuestro país: los centros tutelados, los menas y la educación afectivo-sexual de acuerdo con la ideología de género.
Doy por supuesto que para la gran mayoría de los chicos y chicas que se encuentran en centros tutelados es el lugar mejor, o al menos el menos malo. Pero ello no quita que de vez en cuando haya escándalos sonoros, como lo sucedido en Mallorca, donde varias chicas en teoría tuteladas se dedicaban la prostitución y donde se ha querido tapar el asunto, a pesar que era un secreto a voces desde hace diez años y donde el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales no hizo nada, a pesar de informes de educadores, según leo.
Pero Mallorca no es el único caso. También en Valencia se han dado graves casos de abusos sobre menores y, por cierto, hay comprometido y está siendo juzgado un personaje bastante relevante. Y eso que los casos de pederastia abundan y sólo en ínfima parte, un 0,2%, afectan a personal religioso, aunque a nuestra ministra comunista Belarra le encantarían fuesen muchos más. Hace menos de una semana, en los periódicos de Logroño, salió la noticia de la detención por pederastia de treinta y cinco personas, veinticinco de La Rioja.
Sin embargo hay sitios todavía peores. Copio dos noticias. El 9 de diciembre de 2015 Religión en Libertad daba a conocer una noticia bajo el título “Los servicios sociales noruegos quitan 5 hijos a una familia porque los padres son «muy cristianos»”. El 30 de cctubre de 2018 otro artículo de Religión en Libertad decía: “Barnevernet, los espeluznantes servicios sociales de Noruega, siguen secuestrando niños extranjeros”. Pero tampoco aquí estamos libres de toda culpa, porque según leo multitud de menores son apartados de sus progenitores debido a expedientes puestos en duda por abogados y psicólogos. Recuperar un hijo es una causa judicial difícil de ganar, según dicen los padres afectados, y con frecuencia pasan años antes de conseguirlo. También me dicen que la cantidad que se recibe de los fondos europeos por niño o niña tutelado es muy superior a los gastos que ocasiona el chico, con lo que la tentación de arrebatar niños a sus padres es fuerte.
Referente a los menas: esta palabra hace referencia a los Menores Extranjeros No Acompañados que se encuentran en nuestro país. Es indudable que si se les deja solos, si no les ocupa en cosas útiles y están todo el día vagando por las calles, es muy fácil que caigan en la delincuencia. Leo que tres de cada cuatro menores detenidos son menas y que la delincuencia afecta entre el quince y el veinte por ciento de ellos. El cartel de propaganda que ha hecho Vox (Un mena 4789 euros al mes. Tu abuela 426 euros pensión/mes) sobre este tema es indiscutible que ha molestado a muchos, sobre todo porque refleja una realidad. El problema está ahí.
Pero la cuestión que afecta a muchos de nuestros niños, adolescentes y jóvenes es la muy equivocada educación afectivo-sexual que se pretende dar a nuestros jóvenes sobre la base de la diabólica ideología de género.
¿Pero qué se enseña en estas charlas? Con mi cuerpo puedo hacer lo que quiera, dado que tengo mis órganos genitales para usarlos, y nadie, incluso los niños, tienen por qué privarse de los placeres sexuales, pues éste es el fin de la sexualidad. Y con respecto a los demás, si el otro consiente, pues lo mismo: es decir, podemos hacer todo lo que nos venga en gana, tratando de evitar, eso sí, las enfermedades venéreas y el embarazo, pero si éste sucede, se recurre tranquilamente a mi derecho al aborto.
Nuevos tabúes han reemplazado a los antiguos: “la virginidad está desfasada”; “no tener vida sexual a los diecisiete años es anormal”; “todas las formas de sexualidad son normales”; “si no haces lo que todo el mundo, eres un raro”; “el matrimonio es retrógrado”. Por supuesto el pecado no existe y hay que evitar a toda costa el tener sentimientos de culpabilidad, porque no son sanos. Es decir, hay que ahogar a la propia conciencia. Pero ésta sigue siendo la voz de Dios que resuena en lo más íntimo de nuestro ser y se hace sentir en el momento más inesperado. No es extraño, por tanto, el no rotundo de la Iglesia a la ideología de género.
Al afirmar esto, por supuesto no estoy en contra de la educación sexual, que he impartido muchas veces y de la que el Concilio Vaticano II dice: “Hay que iniciarlos, conforme avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual” (declaración Gravissimum educationis nº 1). No olvidemos que los padres, según el artículo 27-3 de nuestra Constitución, tienen derecho preferente a escoger la educación religiosa y moral que quieren para sus hijos.