Cinco cardenales y cuarenta y cinco obispos de otros tantos países africanos se han reunido en Accra, la capital de Ghana, del 8 al 11 de junio. Todos a la luz del sol, no casi en secreto como algunos de sus colegas de Alemania, Francia y Suiza, que se habían dado cita pocos días antes en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
En ambos casos el motivo, para los asistentes, era el mismo: preparar la próxima sesión del sínodo sobre la familia.
Pero mientras en la Gregoriana el objetivo era el cambio del ordenamiento de la Iglesia sobre divorcio y homosexualidad, en Accra la orientación era la opuesta.
La línea de marcha la indicó el cardenal guineano Robert Sarah, prefecto de la congregación para el culto divino, con las primeras frases por él pronunciadas:
- “no tener miedo de confirmar la enseñanza de Cristo sobre el matrimonio”;
- “hablar en el sínodo con claridad y con una sola voz, con amor filiar hacia la Iglesia”.
- “proteger a la familia de todas las ideologías que quieren destruirla y, por lo tanto, también de las políticas nacionales e internacionales que impiden promover sus valores positivos”.
Sobre esta línea de marcha el consenso ha sido total. También el único obispo del África subsahariana que en los meses pasados se había expresado a favor de "aperturas" al divorcio, Gabriel Charles Palmer-Buckle, de Accra, elegido por los obispos de Ghana como su delegado en el sínodo, ha estado de acuerdo con todos los asistentes en la defensa de la doctrina católica sobre la familia.
Además de Sarah, los otros cardenales africanos presentes eran Christian Tumi de Camerún, John Njue de Kenia, Polycarp Pengo de Tanzania y Berhaneyesus D. Souraphiel de Etiopía, este último creado cardenal por el Papa Francisco en el último consistorio.
Organizado por el Simposium de las conferencias episcopales de África y Madagascar, el encuentro tenía el título: “La familia en África. ¿Qué experiencias y contribuciones debemos aportar a la XIV asamblea ordinaria del sínodo de los obispos?”.
Para responder a la pregunta del título, el primer día los asistentes han discutido teniendo como base cuatro introducciones temáticas, dividiéndose después en grupos de trabajo, y el día siguiente lo hicieron a partir de otras cinco líneas de discusión.
Una de éstas, con el título “Las expectativas del sínodo”, ha sido leída a los presentes por el teólogo y antropólogo Edouard Ade, secretario general de la Universidad Católica de Africa Occidental, con sedes en Cotonou, Benín, y en Abidjan, Costa de Marfil, y no ha dejado de criticar el peso que la Iglesia de Alemania ha tenido y sigue teniendo en el desarrollo del sínodo a nivel mundial.
Tras haber mencionado la desaparición sin precedentes de la fe cristiana ocurrida en Alemania en los últimos decenios, la relación del profesor Ade se ha detenido sobre lo que él ha definido "la estrategia del enemigo del género humano".
Visto que los objetivos máximos de bendición de las segundas nupcias y de las parejas homosexuales parecen estar fuera de alcance, dicha “estrategia” consistiría en abrir caminos que luego se ampliarían, obviamente afirmando con palabras que no se quiere cambiar nada de la doctrina.
Estos caminos serían, por ejemplo, los “casos particulares” ilustrados por el cardenal Walter Kasper en su relación al consistorio de febrero de 2014, bien sabiendo que no serían en absoluto casos aislados.
Otra argucia sería la de presentar los cambios como una solución “de equilibrio” entre la impaciencia, por un lado, de quien desearía enseguida divorcio y matrimonios homosexuales y, por el otro, del “rigorismo sin misericordia” de la disciplina fijada por Juan Pablo II y Benedicto XVI, fingiendo ignorar que dicha disciplina coincide con la doctrina de siempre de la Iglesia católica sobre el matrimonio.
Otro camino sería dar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y a todas las parejas fuera del matrimonio – algo que ya se hace en muchos lugares -, sin ni siquiera esperar cualquier decisión en materia por parte del sínodo y del Papa.
Además, el profesor Ade ha puesto en guardia sobre los “caballos de Troya” adoptados por los innovadores, como el de atribuir un valor siempre positivo a todas las relaciones de vida común fuera del matrimonio, o bien considerar la indisolubilidad como un “ideal” que no todos pueden alcanzar o el uso de nuevos lenguajes – entre los cuales el típico de las Naciones Unidas – que acaban cambiando la realidad.
La relación de Ade ha sido muy apreciada por los obispos y cardenales presentes, hasta el punto de que se puede ver su huella en el comunicado final donde se lee que “hay que partir de la fe, reafirmarla y vivirla con el fin de evangelizar en profundidad a las culturas”, cuidando de no adoptar ni legitimar “el lenguaje de los movimientos que militan para destruir a la familia”.
En una amplia entrevista de seis páginas publicada en los mismos días en Francia en el semanal “Famille Chrétienne”, el cardenal Sarah ha dicho entre otras cosas:
“En el sínodo del próximo octubre afrontaremos, lo espero, la cuestión del matrimonio de manera totalmente positiva, buscando promover la familia y los valores de la misma. Los obispos africanos intervendrán para sostener lo que Dios pide al hombre sobre la familia y acoger lo que la Iglesia ha siempre enseñado”.
Y sigue:
“¿Por qué hay que pensar que sólo la visión occidental del hombre, del mundo, de la sociedad, es la buena, la justa, la universal? La Iglesia debe combatir para decir que ‘no’ a esta nueva colonización”.
Así reza el título de la entrevista, tal como aparece en la publicación en los kioscos:
> Le cardinal Sarah: “Qu’on nous écoute ou pas, nous parlerons”
“Que nos escuchen o no, nosotros hablaremos”.
El encuentro de Accra es la prueba de que el bloque de los obispos africanos será un protagonista seguro en el sínodo, como nunca lo ha sido en el pasado.
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El comunicado final del encuentro de Accra, en francés:
> Communiqué final
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Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.