Qué podemos esperar de un partido que gana unas elecciones con mayoría absoluta, comprometiéndose claramente en su programa a derogar la actual ley del aborto, e incumple finalmente su compromiso por razones nunca explicadas…¿quizá de pura aritmética electoralista?
Cómo juzgar moral y políticamente la conducta moral de unos parlamentarios que se suman con su voto a la patética pantomima de hacer un cosmético cambio a la actual ley, a pesar de que hace unos pocos meses aprobaron unánimemente, -exceptuando la ausencia de la Sra. de Arriola que afirma que no cabe en el PP quien dice no al aborto-, la tramitación parlamentaria del anteproyecto del honrosamente dimitido Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardon, por el que se hubiera derogado la actual legislación sobre el aborto y que había sido previamente aprobado por el Consejo de Ministros.
Aunque parezca increíble y se trate de un absurdo moral, el reconocimiento o supresión del derecho a la vida en España, está en manos de un sólo hombre: el actual Presidente del Gobierno Mariano Rajoy Brey, que gobierna los destinos de España con mayoría absoluta.
Los parlamentarios se comportarán como meras y obedientes comparsas; votarán de nuevo lo que les ordene su jefe, sin sonrojarse por la patente contradicción con lo que votaron hace unos meses (en votación secreta) en favor de la derogación de la actual ley del aborto.
Sin que se les caiga la cara de vergüenza y sin ninguna explicación pública mínimamente convincente, votarán ahora la definitiva consolidación de una ley que alienta y financia la muerte de más de cien mil españoles al año.
¿Cómo pueden sorprenderse de que el electorado les de la espalda y del desprestigio de la política entre los españoles?
Sin embargo, hay unos pocos parlamentarios honestos y valientes que, conforme al dictado de su conciencia y en coherencia con las promesas electorales que permitieron a su partido ganar las pasadas elecciones, votarán en contra de la pantomima montada por su gobierno y grupo parlamentario, sin importarles las consecuencias de su «desobediencia» ni las demoledoras presiones que han venido sufriendo.
Se trata de vidas no de votos, y los nombres de estas personas quedarán indeleblemente grabadas para las próximas generaciones en el libro de las personas justas, cuyo amor al prójimo y el bien común se supo mantener por encima de intereses espurios electorales, partidistas e ideológicos.
Ellos son nuestra esperanza, la de los aún no nacidos y la de las madres abandonadas y solas que son abocadas a abortar por el propio Estado.
Antonio Torres es presidente de la Fundación Red Madre (www.redmadre.es)