Seguí por 13TV, durante más de una hora, la gran manifestación en defensa de la vida, bajo el lema de Cada vida importa, celebrada en Madrid al mediodía del sábado, 14 de este mes de marzo, convocada por el Foro de la Familia y otras muchas más asociaciones pro-vida y familia.
No participé, como hacíamos siempre mi mujer y yo, mientras ella vivió, acompañados normalmente por otros miembros de la familia. Pero ahora, no sólo me falta ella, mi apoyo total, sino que mi estado actual de salud no me permite estar mucho tiempo de pie ni andar más allá de unos pocos cientos de metros.
Por las imágenes que pudieron verse a través de la tele, fue una gran manifestación de no sé cuantos miles, pero muchos miles, mal que le pese al diario El País, sectario impenitente, del que yo siempre he dicho que para orientarse certeramente en el barullo de la actualidad, había que pensar o hacer exactamente lo contrario de lo que proponía el periódico de Prisa.
Advertí la ausencia de mi estimadísima y benemérita doctora Gádor Joya, abanderada de la plataforma Derecho a Vivir, y me alarmé. Temí que hubiera sido excluida o vetada por pertenecer al grupo Hazte Oir, anatemizado por el obispo auxiliar de Getafe, Mons. Rico Pavés. La llamé por la noche para informarme. No hubo nada de eso. Simplemente que se hallaba haciendo ejercicios espirituales, programados desde meses atrás.
El personal del micrófono de 13TV entrevistó a varios cargos electos del Partido Popular, que explicaron su presencia en la “manifa” a pesar de la actitud claramente abortista de esta formación política. Si con ello se quiso poner de relieve que no todo el mundo piensa lo mismo en el PP que, por ejemplo, Celia Villalobos, estimo que no lo consiguieron. Al contrario, hicieron propaganda “pepera”.
No estuve hasta el final por compromisos familiares. Me perdí, por tanto, la intervención de Benigno Blanco, que mantuvo el mismo fondo de sus declaraciones de las semanas y días previos a esta fecha, poniendo al presidente del Gobierno de chupa de dómine por su traición al programa electoral del PP del 2011, y sugiriendo que no se le vuelva a votar. Sería coherente con el sentir de una gran mayoría de católicos y otros cristianos.
Como bien señaló el obispo de Alcalá de Henares, Reig Pla, Rajoy ha vendido sus compromisos electorales en materia de aborto por un plato de lentejas. Quería entrar, pienso yo, en el Consejo de Seguridad de la ONU, para sacar pecho de Pirineos hacia abajo, como si ello nos fuera a sacara de pobres. Pero en la ONU manda quien manda y para conseguir los votos indispensables a fin de lograr la elección de España, tenía que renunciar a la modificación de la ley Aído. Pues nada, se renuncia. ¡Anda que eso le iba a causar problemas de conciencia a un gallego que no sabes si sube o si baja!
La masonería universal, todas sus obediencias, están obsesionadas con la temida “explosión demográfica” mundial. De ahí que promuevan el aborto y otras prácticas anticonceptivas a lo largo y ancho del planeta. De ahí también que para ascender en la cucaña de los organismos internacionales decisorios, todos trufados de mandiles, haya que someterse a los dictados de la cofradía de la escuadra y el compás. Visto así, encajan todas las piezas del puzzle.
Ahora bien, si no se vota al PP ni al PSOE, primos hermanos de mandil, ¿a quién votar en “cristiano”?, se pregunta la gente para no malbaratar el voto. Es la pregunta del millón. Cualquier respuesta simple a este enorme dilema es una temeridad. Será necesario dedicar tiempo y aplomo, debatir sin ira ni insultos al objeto de encontrar alguna respuesta razonable al tremendo problema que se nos ha venido encima.